Hoy nos dimos
cita distintas comunidades cristianas de toda nuestra isla de Tenerife. También
se unieron otras personas y grupos que tienen esta misma BUENA VOLUNTAD y que en sus luchas y esfuerzos respira el mismo amor por la humanidad que anida
también en el corazón de los creyentes.
Hoy iniciamos una
"marcha-peregrinación POR LA PAZ" en la ermita de El Socorro
(Chimisay, envuelto por el polígono industrial de Güímar) como cada año
llevamos a cabo... porque todos los años, todos los meses, cada día,... hay
motivos sobrados para trabajar por la paz siempre amenazada, siembre en el
objetivo de intereses que nada tienen que ver con la dignidad del ser humano.
Hoy queríamos
reflexionar, orar y meditar lo que la PAZ significa en todos los ámbitos de
nuestra vida, en nuestros ambientes más cercanos y lo que a nivel mundial
significaría si la humanidad entera en ello se empeñara.
Con esta
intención arrancamos hoy a las 8 de la mañana. Una sencilla oración, con
canciones, alguna representación y contando con la bendición de Padre Dios a
través de nuestro obispo Don Bernardo Álvarez Afonso iniciamos una caminata EN
PAZ, en la paz de Dios, dirigiendo nuestros pasos hacia nuestra siguiente
estación: Chinguaro.
Parecíamos pocos
al principio y más cuando nos apelotonábamos, pero se hacía hermosa esta
peregrinación cuando nos estirábamos y con nuestros pasos sobreescribíamos el
camino sobre asfalto, a veces estrecho, otras con más amplitud, pero siempre de manera
alegre, serena, conversando unos con otros, haciendo -como decía Gladys- que
"nadie nos fuera indiferente".
El recorrido nos
llevó por campos de cultivo tanto bajo toldos de invernadero para plataneras y
otros cultivos de este tipo como a cielo abierto donde laboraban los campesinos
del lugar bien plantando distintas verduras, quitando las "malas
hierbas" como regando los campos o recolectando boniatos dándonos un
mensaje claro y reforzador de nuestras intenciones: todos trabajando por un
futuro mejor para sí mismos, sus familias y el bienestar de su pueblo y nuestro
pueblo: el mundo entero.
En Chinguaro,
junto a la cueva del Hermano Pedro, pudimos descansar (algunos que hacían este
recorrido por primera vez, mostraban su sorpresa diciendo que "esperaban
que esto estuviera mucho más cerca de la ermita de El Socorro", otros -especialmente
algunos jóvenes, que eran la población mayoritaria de esta marcha- aseguraban
que el lunes se iban a cargar al profesor de Religión que les embarcó en esta
ruta: "¡Ñooos!, ¡si lo llego a saber!, cuando lo coja..."... pero
tras el descanso en Chinguaro ya todo se vio de distinta manera.
Allí nos tomamos
un pequeño tentempié, bebimos agua y recibimos, de la mano de un grupo de
jóvenes, un mensaje de solidaridad, atención al otro y fraternidad para así
VENCER LA INDIFERENCIA.
Quedaba el último
tramo: dirigir nuestros pasos a la basílica de la Virgen de Candelaria donde
celebraríamos la Eucaristía que daría el culmen a la jornada; por un camino
distinto fuimos ahora bajando atravesando distintas vaguadas, subiendo a veces
y otras bajando por senderos de tierra siempre rodeados por campos de cultivo:
unos en pleno rendimiento y llenos de vida y otros ya abandonados... como esos
esfuerzos por la paz que sólo hallan mentiras, odios y rencores, fanatismos e
ideologías alienantes, intereses creados, negocio de las armas y nulo
compromiso en hacer que los acuerdos se hagan constancia en los hechos.
Entrando ya en
pleno casco de La Candelaria, en el espacio abierto de una plaza, otro grupo de
jóvenes representó con toda claridad quiénes son hoy los hermanos que sufren el
contrasentido de la VIOLENCIA, de la ausencia de paz: ya no sólo los que sufren
la guerra -como si eso fuera poco- sino también los que mueren a diario en
Africa o Asia sólo por su fe (cristiana o de otras confesiones religiosas) a
manos del fanatismo yihadista; familias desahuciadas condenadas a vivir en la
calle tras haberles negado el acceso al trabajo y obligándoles a pagar créditos
abusivos que ya no pudieron sostener; mujeres, niñas y niños víctimas de trata
con fines de explotación sexual o bien laboral: obligándoles a realizar
trabajos de adultos en talleres textiles clandestinos y en condiciones
infrahumanas; violencia doméstica a veces alimentada o propiciada por otras
violencias estructurales; precariedad laboral que crece exponencialmente y que
sólo favorece la usura de algunos mientras sume en la miseria y la pobreza a
quienes atrapa en el mundo absurdo de los contratos basura,...; y tantas y
tantas y otras violencias que no están más allá de nuestras fronteras solamente
sino aquí mismo también.
Con el eco de
este mensaje en nuestros corazones nos encaminamos a la basílica llevando ante
el altar este mundo roto pero con la esperanza y la fe puesta en Aquél que nos
anima a generar pensamientos y sentimientos afines a la JUSTICIA y, por lo
tanto, creadores de PAZ; Aquél que fortalece nuestro espíritu porque es Él
mismo que vive resucitado en nosotros y nos hace HERMANOS de todos los hombres
y mujeres del mundo entero pues de Dios somos todos HIJOS e HIJAS seamos de
donde seamos, vivamos donde vivamos, sea cual sea nuestra cultura, creencia o
increencia, raza, sexo, edad, nivel económico, situación social o cualquier
otra diferencia pues en todos hay una misma dignidad. Aquél que nos invita
también a DENUNCIAR TODA INJUSTICIA, discriminación, abuso, persecución,
tortura o muerte tanto con nuestras palabras como con nuestros hechos y
actitudes y nos insta a establecer relaciones de paz y armonía con nosotros
mismos, en nuestras familias, barrios y ciudades, en nuestra comunidad canaria
y entre todas las naciones y pueblos de la Tierra.
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