sábado, 2 de abril de 2016

Por la PAZ

Hoy nos dimos cita distintas comunidades cristianas de toda nuestra isla de Tenerife. También se unieron otras personas y grupos que tienen esta misma BUENA VOLUNTAD y que en sus luchas y esfuerzos respira el mismo amor por la humanidad que anida también en el corazón de los creyentes.
Hoy iniciamos una "marcha-peregrinación POR LA PAZ" en la ermita de El Socorro (Chimisay, envuelto por el polígono industrial de Güímar) como cada año llevamos a cabo... porque todos los años, todos los meses, cada día,... hay motivos sobrados para trabajar por la paz siempre amenazada, siembre en el objetivo de intereses que nada tienen que ver con la dignidad del ser humano.
Hoy queríamos reflexionar, orar y meditar lo que la PAZ significa en todos los ámbitos de nuestra vida, en nuestros ambientes más cercanos y lo que a nivel mundial significaría si la humanidad entera en ello se empeñara.
Con esta intención arrancamos hoy a las 8 de la mañana. Una sencilla oración, con canciones, alguna representación y contando con la bendición de Padre Dios a través de nuestro obispo Don Bernardo Álvarez Afonso iniciamos una caminata EN PAZ, en la paz de Dios, dirigiendo nuestros pasos hacia nuestra siguiente estación: Chinguaro.
Parecíamos pocos al principio y más cuando nos apelotonábamos, pero se hacía hermosa esta peregrinación cuando nos estirábamos y con nuestros pasos sobreescribíamos el camino sobre asfalto, a veces estrecho, otras con más amplitud, pero siempre de manera alegre, serena, conversando unos con otros, haciendo -como decía Gladys- que "nadie nos fuera indiferente".
El recorrido nos llevó por campos de cultivo tanto bajo toldos de invernadero para plataneras y otros cultivos de este tipo como a cielo abierto donde laboraban los campesinos del lugar bien plantando distintas verduras, quitando las "malas hierbas" como regando los campos o recolectando boniatos dándonos un mensaje claro y reforzador de nuestras intenciones: todos trabajando por un futuro mejor para sí mismos, sus familias y el bienestar de su pueblo y nuestro pueblo: el mundo entero.
En Chinguaro, junto a la cueva del Hermano Pedro, pudimos descansar (algunos que hacían este recorrido por primera vez, mostraban su sorpresa diciendo que "esperaban que esto estuviera mucho más cerca de la ermita de El Socorro", otros -especialmente algunos jóvenes, que eran la población mayoritaria de esta marcha- aseguraban que el lunes se iban a cargar al profesor de Religión que les embarcó en esta ruta: "¡Ñooos!, ¡si lo llego a saber!, cuando lo coja..."... pero tras el descanso en Chinguaro ya todo se vio de distinta manera.
Allí nos tomamos un pequeño tentempié, bebimos agua y recibimos, de la mano de un grupo de jóvenes, un mensaje de solidaridad, atención al otro y fraternidad para así VENCER LA INDIFERENCIA.
Quedaba el último tramo: dirigir nuestros pasos a la basílica de la Virgen de Candelaria donde celebraríamos la Eucaristía que daría el culmen a la jornada; por un camino distinto fuimos ahora bajando atravesando distintas vaguadas, subiendo a veces y otras bajando por senderos de tierra siempre rodeados por campos de cultivo: unos en pleno rendimiento y llenos de vida y otros ya abandonados... como esos esfuerzos por la paz que sólo hallan mentiras, odios y rencores, fanatismos e ideologías alienantes, intereses creados, negocio de las armas y nulo compromiso en hacer que los acuerdos se hagan constancia en los hechos.
Entrando ya en pleno casco de La Candelaria, en el espacio abierto de una plaza, otro grupo de jóvenes representó con toda claridad quiénes son hoy los hermanos que sufren el contrasentido de la VIOLENCIA, de la ausencia de paz: ya no sólo los que sufren la guerra -como si eso fuera poco- sino también los que mueren a diario en Africa o Asia sólo por su fe (cristiana o de otras confesiones religiosas) a manos del fanatismo yihadista; familias desahuciadas condenadas a vivir en la calle tras haberles negado el acceso al trabajo y obligándoles a pagar créditos abusivos que ya no pudieron sostener; mujeres, niñas y niños víctimas de trata con fines de explotación sexual o bien laboral: obligándoles a realizar trabajos de adultos en talleres textiles clandestinos y en condiciones infrahumanas; violencia doméstica a veces alimentada o propiciada por otras violencias estructurales; precariedad laboral que crece exponencialmente y que sólo favorece la usura de algunos mientras sume en la miseria y la pobreza a quienes atrapa en el mundo absurdo de los contratos basura,...; y tantas y tantas y otras violencias que no están más allá de nuestras fronteras solamente sino aquí mismo también.
Con el eco de este mensaje en nuestros corazones nos encaminamos a la basílica llevando ante el altar este mundo roto pero con la esperanza y la fe puesta en Aquél que nos anima a generar pensamientos y sentimientos afines a la JUSTICIA y, por lo tanto, creadores de PAZ; Aquél que fortalece nuestro espíritu porque es Él mismo que vive resucitado en nosotros y nos hace HERMANOS de todos los hombres y mujeres del mundo entero pues de Dios somos todos HIJOS e HIJAS seamos de donde seamos, vivamos donde vivamos, sea cual sea nuestra cultura, creencia o increencia, raza, sexo, edad, nivel económico, situación social o cualquier otra diferencia pues en todos hay una misma dignidad. Aquél que nos invita también a DENUNCIAR TODA INJUSTICIA, discriminación, abuso, persecución, tortura o muerte tanto con nuestras palabras como con nuestros hechos y actitudes y nos insta a establecer relaciones de paz y armonía con nosotros mismos, en nuestras familias, barrios y ciudades, en nuestra comunidad canaria y entre todas las naciones y pueblos de la Tierra.


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