jueves, 25 de abril de 2013

34% de paro en Canarias


Hoy, jueves 25 de abril, lo reconoció la 1 de TVE. Un punto más que hace tan sólo tres meses. Corresponde a la cifra de alrededor de 300.000 personas sin poder trabajar a pesar de poderlo hacer perfectamente.
Si entramos en “datosmacro.com” lo veremos de manera mucho más detallada pero no menos doloroso. Es más: 4 de cada 10 canarios (42’3%) en paro no recibe prestación alguna, según informa el medio “20 minutos.es”.
Escuchado y luego leídos estos datos la primera cuestión que nos viene a la cabeza es: ”¿A dónde vamos a llegar así?”.

¿Dónde carajo nos lleva el sinsentido de “reformas y vueltas de tuerca” que caen en cascada afectando especialmente a los más empobrecidos?.
Ayer escuchábamos en una emisora de la radio que el Banco Santander "había disminuido sus beneficios en relación con el ejercicio anterior (2011) en un 59%"; la radio no dijo que este mismo banco había obtenido unos beneficios de 2.2051000.000 €, dato que sí ofrecen otras fuentes abiertamente, como por ejemplo: “El HuffingtomPost”.
“Beneficios”… ¡2.205 millones de euros en un año!, que sólo son “beneficios”, es decir: que después de pagar todos sus sueldos, cubrir todos los gastos de mantenimiento y demás… aún así obtienen ese dineral… y en tiempos de “crisis”. El BBVA  obtuvo en el mismo año un beneficio de 1.676 millones de euros.
¿A qué destinan los bancos esos beneficios?. Eso lo saben ellos y sus accionistas mejor que nadie. ¿Devolverán algo de lo que el Estado –que somos todos- les “dio” para salvarles el bolsillo con dinero que era y es de toda la ciudadanía?.

Derechos Humanos.
Hemos puesto en contraste estos dos grupos de datos –pocos pero suficientemente claros y representativos-, constatables por cualquiera, con la intención de llamar la atención sobre el sinsentido de un sistema que prioriza “el producto, el rendimiento económico que favorezca la especulación pura y dura” en detrimento de “la dignidad humana”.
¿Tiene algún sentido que nuestro país sea firmante de la Carta Universal de los Derechos Humanos y, además, exhiba su Constitución como modelo de convivencia cuando en este país va desapareciendo hasta el derecho a la misma subsistencia?. ¿Alguien puede imaginarse cómo pueden llegar a comer a diario ese 42’3% de esos 300.000 canarios que no reciben ingreso alguno si no es a través de la economía sumergida: con sus cancamitos y demás?.
Hay colegios públicos donde los niños colapsan las listas de beneficiarios del comedor escolar… y no es precisamente “porque los padres estén trabajando y no puedan recibirles en casa al mediodía” sino “porque saben que esos niños y niñas comerán bien al menos una vez al día de lunes a viernes” (los fines de semana van a “ver a los abuelos”).

El trabajo, desde la D.S.I.
Si echamos un vistazo a la Doctrina Social de la Iglesia y en concreto a la que nos habla expresamente del “derecho al trabajo” nos daremos cuenta enseguida que éste no tiene únicamente un sentido productivista sino que pone a la persona en el centro de toda organización social. (El sistema capitalista llama al mundo del trabajo “mercado laboral” y en él lo único que importa es la “rentabilidad económica” y según ese criterio se estructura y se subpedita todo, incluida la persona y sus relaciones sociales, al beneficio económico de quien manipula o dirige los medios de producción).
De la lectura atenta de esta DSI se pueden obtener ideas centrales como las siguientes:

  1. El  trabajo es una necesidad, no es algo opcional o que pueda someterse al capricho de unos sobre otros. Es más, no tiene porqué entenderse sólo como trabajo aquello que es remunerado: el trabajo es un medio o manera de colaborar en el desarrollo y habitabilidad de toda la Creación.
  2. Es obligación, responsabilidad de los Estados, el garantizar que toda persona tenga acceso al trabajo y además un trabajo digno, en condiciones de salud, seguridad, respeto al Medio Ambiente, salario suficiente, garante del imprescindible descanso y de las relaciones sociales y familiares de todo trabajador,…
  3. No discriminatorio por las razones que fuere; remunerando y valorando igualmente el mismo trabajo realizado por unos como por otros sin hacer diferencias de raza, procedencia, sexo, religión, cultura, etc…
  4. Garante de la dignidad sagrada de toda persona: evitando toda pervivencia de explotación y esclavitud en pleno siglo XXI; el fenómeno de trata de personas –especialmente de mujeres y niños- con fines de explotación sexual es una lacra cada vez más extendida y que está en total contradicción con los DD.HH. más elementales.
  5. Respetuoso con el Medio Ambiente y el necesario equilibrio tanto en el sistema productivista como en las relaciones comerciales y de flujo de los bienes obtenidos desde sus puntos de origen hasta los de consumo, de manera que todos puedan disfrutar de la justa retribución al trabajo y responsabilidades desempeñadas.
  6. El trabajo, la economía y sus relaciones están en función de las personas y deben adaptarse a ellas, no al revés. Están para dignificar la vida humana y la armonía con todo el contexto en el que se desarrollen, no para depredarles.
  7.  Ante una economía y mundo laboral globalizados es necesaria igualmente una justicia laboral globalizada, unos derechos laborales que puedan y deban ser respetados en cualquier punto del planeta.

Proclamamos.
Como Iglesia y voz de Iglesia que somos, la urgente necesidad de reorientar radicalmente los sistemas de producción y las relaciones laborales de tal manera que se puedan llevar a cabo las orientaciones que la Doctrina Social de la Iglesia propone para todo hombre y mujer que aspire, como mínimo, a ver cumplidos los Derechos Humanos en toda persona.

Proponemos.
  1. Un debate interno en cuantas organizaciones políticas, sindicales, comprometidas con el derecho al trabajo, empresas de economía social, AA.VV., comunidades parroquiales, movimientos cristianos, comunidades de base,… donde abordemos la situación que vivimos en nuestros ámbitos más cercanos, detectemos las necesidades, analicemos sus causas, sus consecuencias y propongamos alternativas ante esta realidad social.
  2. Crear un foro de diálogo de todas estas organizaciones donde compartir nuestros análisis, las alternativas o propuestas y busquemos formas de llevarlas a cabo de manera que en ello actuemos de manera complementaria, coordinada y con una voz única y firme frente al sistema que niega la dignidad humana en el trabajo y que sólo mira el beneficio económico situándolo por encima de las personas y de facto contra las personas y el Medio Ambiente.
  3. Pedir a las administraciones públicas competentes, mediante diferentes fórmulas representativas (recopilación de firmas, denuncia pública de cualquier injusticia sociolaboral a través de los medios de comunicación,…), la aplicación concreta de los Derechos Humanos en todo tipo de relación laboral, el empleo digno en condiciones dignas de salud, remuneración, seguridad, equilibrio del descanso con la convivencia social y el esparcimiento,… para toda persona en edad de trabajar.
  4. Potenciar la creación de empleo y empresas desde la filosofía cooperativista y el desarrollo sostenible cuyas fórmulas organizativas permitan repartir beneficios de manera justa, equitativa o equilibrada, procurando en todo caso repartir el trabajo de manera que aunque fuesen pocos los ingresos éstos llegasen para todos y nadie quedara excluído.
  5.  

Pedimos especialmente a los sindicatos, a todos sin excepción, y a cuantas organizaciones dicen estar al servicio de los trabajadores, abandonen todo corporativismo y sometimiento partidista y busquen siempre y en todo caso la defensa de los derechos de TODO EL MUNDO OBRERO, sea quien sea el partido político que esté en el poder, sea quien sea quien cometa atropellos contra los Derechos Humanos.

Sólo caminando juntos, enraizados en aquello que no es común: búsqueda del bien universal para todos los seres humanos y entrelazados unos con otros, podremos no sólo resistir los embates que desprecian la dignidad humana sino que podremos también ofrecer signos de esperanza y de renovación para toda la humanidad.

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