miércoles, 2 de septiembre de 2015

Es necesario un cambio en la política migratoria

ES NECESARIO UN CAMBIO EN LA POLÍTICA MIGRATORIA: CONTROL Y MIEDO NO FUNCIONAN.

Cáritas, CONFER y Justicia y Paz dicen NO a la política del miedo, Sí a la política de la integración, la acogida y el desarrollo de los pueblos.

Madrid, 2 de septiembre de 2015.-

La brecha de la Frontera Este (Serbia, Grecia, Macedonia…), apenas un par de meses después de la presentación de la Agenda Europea de Inmigración, además de un saldo en vidas, en dramas humanos,  arroja un saldo de ineficiencia política inaceptable en términos de dignidad y defensa de los Derechos Humanos, que nuestra sociedad no puede permitir.


No es sólo una crisis humanitaria. Es el estrepitoso fracaso de una política mal llamada migratoria y que se reduce a un indecente y millonario control de flujos sostenido sobre el discurso del miedo a la invasión del diferente. Los Cayucos, Lampedusa, Ceuta y Melilla, la situación en Serbia, Grecia o Macedonia son consecuencias estructurales de esa mala política, no las causas.

No es sólo una crisis de refugiados. Es el resultado de una falta de políticas coherentes que aborden la complejidad de la movilidad humana en política exterior, en política económica, en políticas de cooperación para el desarrollo.
Estamos huérfanos de una verdadera política de migraciones que aborde y explore de verdad vías legales de acceso a nuestro territorio, que flexibilice los criterios de reagrupación familiar, que visibilice la movilidad humana como una oportunidad para nuestra vieja Europa y no como un riesgo.

No es sólo una crisis de la solidaridad. Es el resultado de una ausencia de política de cooperación  para el desarrollo que olvida que detrás de cada decisión de abandonar una casa, un trabajo  y una vida hay una causa de expulsión (la guerra, la falta de oportunidades, el cambio climático…) y personas a las que proteger.

Es el momento de abordar el reto que, como sociedad, tenemos delante; impidiendo que estos sucesos que nos llenan de dolor y vergüenza se produzcan de forma cíclica sin afrontar que la única solución propuesta, la vía de la seguridad no es viable, ni en términos de humanidad, ni en términos políticos.

Es el momento de reconocer al otro, al diferente, no como un invasor sino como un igual con los mismos derechos, como un aporte positivo a nuestra sociedad mestiza; como un hermano en dificultad para el que hay que buscar un sitio, aunque estemos más estrechos.
Europa y España no pueden perder esta oportunidad para repensar sobre las políticas desarrolladas hasta ahora, para proteger a las personas que intentan llegar a nuestro territorio, para invertir en políticas para el desarrollo y en políticas de integración.

Nos unimos al mensaje del Papa Francisco  que en su reciente viaje a América Latina animaba a la comunidad cristiana y a toda la sociedad a no tener miedo y a pedir un cambio “… un cambio real, un cambio de estructuras. Este sistema ya no se aguanta, no lo aguantan los campesinos, no lo aguantan los trabajadores, no lo aguantan las comunidades, no lo aguantan los pueblos… Y tampoco lo aguanta la Tierra, la hermana madre tierra”.

Pedimos a los gobernantes que asuman con proactividad el reto histórico de parar de construir vallas, muros y rejas aportando soluciones y políticas que pongan en el centro a las personas, aportando vías de protección y acogida, alternativas de desarrollo que vayan a las causas.

Tenemos un gran reto como sociedad, dignificarnos como seres humanos, no solo haciendo un sitio en nuestra casa, sino buscando caminos nuevos por los que todos podamos transitar.

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