Con los ojos fijos en Él, en la realidad y la fe.
Comisión ecuatoriana Justicia y Paz. Carta No. 198 – 20 agosto 2023
“El conocimiento y la estima por los demás también pueden crecer en la escucha mutua, hasta el punto de reconocer en el enemigo el rostro de un hermano” (Papa Francisco, Jornada Mundial de la Paz, 2020).
"Vivir, hablar y actuar sin violencia no es rendirse, no es perder ni renunciar a nada. Es aspirar a todo" (Papa Francisco, video del Papa, abril 2023)
En el Ecuador de hoy, en mayor o menor grado, todos tenemos miedo, angustia. Nos sentimos amenazados, inseguros, con el pavor de que en cualquier momento nos asalten, roben, hieran… Estamos perplejos porque un candidato presidencial fue asesinado por sicarios en medio del resguardo policial. En el imaginario colectivo están latentes manifestaciones de violencia e inseguridad del pasado. Anhelamos volver a sentir tranquilidad, seguridad y paz.
El país está sumergido en una espiral de violencia de la que es complejo y difícil salir. Una realidad completamente nueva para la mayoría, peligrosa y desafiante para el gobierno y no sabemos cómo enfrentarla. La violencia es el resultado de muchos factores sociales, laborales, económicos, educativos, culturales… que han degradado y minado la institucionalidad. Hay bandas delincuenciales, crimen organizado y agentes de mafias internacionales que han sometido al país. La violencia y la inseguridad tienen mil formas de manifestarse, y lo más grave que con el poder que manejan son capaces de comprar o doblegar a determinadas autoridades de las diversas funciones del Estado para ponerlas a su servicio. Los guardianes del orden, de la paz, de la justicia, vemos con terror que fenecen, son chantajeados o se convierten en cómplices y/o encubridores del crimen organizado dando paso a la impunidad y barbarie.
¿Cómo enfrentarlas?. La represión, la militarización del país, el incremento de las penas, el cambio de fiscales y jueces amedrentados y corrompidos por autoridades probas… son acciones que pueden paliar en algo el problema, pero no son suficientes. Es importante enfrentar el origen del problema, solucionar la pobreza extrema que afecta a una creciente población: generando fuentes de trabajo digno y bien remunerado; estimulando y promoviendo mayor productividad y eficiencia; dotando de servicios básicos a las poblaciones sin que esto dependa de su tamaño; implementando un servicio de salud integral, eficiente, eficaz y oportuno; aplicando como política de Estado una educación universal, gratuita y de calidad. Dando atención preferente a los más desvalidos y vulnerables… El Papa Pablo VI, advertía que no hay Paz duradera si no hay Justicia.
La responsabilidad es de todos, sin excepción, personal y socialmente de comprometernos a recuperar la institucionalidad de lo público, que normada por leyes justas garantice el ‘Bien Común’. Construirlo es tarea prioritaria e impostergable. La esencia de la política es trabajar por la comunidad, en la que nadie se quede fuera, sin descartados ni excluidos. Debe garantizar, por encima de cualquier interés personal o de grupo, el bien común.
Esta labor es de todos, sin excepción, por el hecho de ser humanos. Si confesamos ser cristianos, testigos de Jesucristo, en medio del mundo, esto se convierte en mandato divino. Recomendamos examinarnos leyendo Mateo 25, 42-45: una propuesta clara, un desafío concreto y un pedido radical a cada uno. No podemos quedarnos indiferentes: somos o no somos ‘testigos’, que damos razón de nuestra fe con obras y no sólo con palabras.
Imaginemos, por un instante, un ‘Estado Samaritano’ que por todos los medios busca dar de comer al hambriento, de beber al sediento, atender y curar al enfermo, rehabilitar al detenido, emplear al desempleado, desechar la corrupción y la impunidad, administrar justicia justa, promover la paz, erradicar la violencia y garantizar la seguridad. Donde todos podamos ganarnos el pan de cada día con nuestro esfuerzo y trabajo digno. Es un inmenso sueño por el que debemos trabajar a tiempo y a destiempo para hacerlo realidad.
Erradicaremos la violencia y la inseguridad sólo con justicia, con escucha, con diálogo, con consensos, sin privilegios, sin negociados, sin ladrones de cuello blanco, con un Estado fuerte y sólido, con instituciones confiables, con funcionarios atentos a las necesidades del pueblo, con políticos que sirvan a la gente, con un pueblo organizado, educado, saludable, que camine unido y busque siempre el bien de todos.
Versión original: http://www.justiciaypaz.org.ec/2023/08/carta-no198-recuperemos-la-paz.html
Para contactar: cjusticiaypaz@gmail.com
PARA LA REFLEXIÓN Y LA PRAXIS:
- El artículo habla de violencias y de sus causas. ¿Qué violencias hallamos en nuestro suelo canario y español?, ¿cuáles son sus causas?.
- ¿Podemos pedirles a nuestros gobernantes que sean un "Gobierno Samaritano"?. ¿Qué haría falta en Canarias y España para que así fuera?.
- ¿Qué podemos hacer el resto de la ciudadanía para que en todos los ámbitos de la vida social, política, económica, productiva, cultural, educativa,... crezca la paz y haya armonía en todas las relaciones aunque haya distintos planteamientos e intereses?.
- ¿A qué podríamos comprometernos los cristianos para promover la justicia y la paz en los ámbitos sociales y de compromiso en los que nos hallemos?.
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