domingo, 2 de mayo de 2021

Notas importantes

Hace unos días nos hacíamos eco de un COMUNICADO conjunto de la Iglesia Diocesana Nivariense comprometida con las personas migrantes y refugiadas. Hoy redundamos en esa llamada de atención y pronunciamiento en favor de quienes huyendo de sus infiernos... hallan el abismo de un final injusto a tantas luchas y fatigas que debiéramos mirar, creyentes y no creyentes, como las miraría un Buen Samaritano.

El Atlántico, más cementerio para los emigrantes africanos.

Hace ya bastantes años que venimos denunciando el Mediterráneo como Mar de Muertos, por los muchos miles de africanos que murieron y siguen sepultados en el mismo en una sepultura desconocida, sin nombre, intentando pasar de África hacia Europa. Ahora es el Océano Atlántico, como una ruta muy mortífera, el que se está llevando la palma de ser un cementerio actualizado para más africanos en las diferentes rutas desde África a Canarias:

  1. En octubre pasado, en tan sólo una semana, 480 jóvenes senegaleses perdieron la vida intentando alcanzar Canarias, y en el mes anterior, según la OIM, habían salido 14 embarcaciones con 633 personas, una cuarta parte de las cuales sufrieron daños o naufragios.
  2. Según ACNUR, no se trata sólo de hombres, hay también mujeres, niñas y niños, algunos de los cuales viajan solos ¡sin la compañía de sus padres!.
  3. El año 2020 terminó con 2.170 migrantes muertos cuando intentaban llegar a España por mar, de los que 1.851 se dirigían a las islas Canarias, procedentes de África, según la ONG Caminando Fronteras.
  4. No se trata sólo de senegaleses, pues llegan también de Malí, Marruecos, Costa de Marfil, y Guinea, hasta el punto de llegar 1400 personas en un solo día.
  5. Desde que comenzó este año, han llegado a Canarias o han sido rescatados en el espacio marítimo cercano 4.361 inmigrantes en 119 pateras, cayucos y otras embarcaciones precarias, según los últimos datos oficiales del Ministerio del Interior. Esta cifra representa un crecimiento del 125% respecto a la registrada hasta el 30 de abril de 2020, año que fue el segundo de la historia en número de inmigrantes llegados de manera irregular a Canarias. Pero ¿Cuántos más pueden haber desaparecido en el mar de los cuales no hay constancia?.
  6. Este martes pasado, 27 de abril, era localizado un cayuco con 17 muertos y 3 supervivientes.
Detrás de estas cifras, hay innumerables sufrimientos, abusos de todo tipo, injusticias, explotación sexual y laboral, torturas, palizas para robarles sus enseres, engaños y desengaños, historias de miseria, de hambre, de impotencia, de abandono, de desesperación, de tristeza, tanto en sus países de origen, como durante las rutas migratorias por el desierto
con varios grados bajo cero de noche y 50 o más de día a causa de la falta de humedad de la arena, como en los países de destino, de todo lo cual son todos víctimas, pero especialmente más víctimas, las niñas y las mujeres, muchas de las cuales acaban, engañadas, en las manos de mafias de explotación sexual, la mayoría procedentes de Nigeria, forzadas por la pobreza, la guerra, la falta de información, la desigualdad de género y la falta general de perspectivas en las zonas rurales, que hacen que Europa suene como una salida a su espiral de pobreza. 

Si a todo esto añadimos las enfermedades endémicas de África, y ahora la pandemia, los motivos para emigrar están más que servidos. ¿Por qué se inventaron vacunas tan rápidamente para el coronavirus y no se hace lo mismo para combatir otras enfermedades que causan estragos en los países pobres, principalmente en África, Hispanoamérica, la India o Bangladés?. La explicación ya la dio hace muchos años un poeta latino, Horacio, que escribió: “la palidez de la muerte llega con el mismo pie a las chozas de los pobres como a las torres de los reyes”. Y es que el coronavirus golpeó principalmente a los países ricos.

La desaparición de toda esa crueldad de la emigración forzosa, tiene que ir de la mano del combate en origen contra todos los problemas que la causan, pues los países de donde proceden esos emigrantes tienen un IDH muy bajo, en torno a 0,500 o menos: Senegal 0,512 (menos que en 2018, empeoró); Malí 0,431; Guinea 0,473; Nigeria 0,534; Burkina Faso (donde fueron asesinados estos días dos periodistas españoles) 0,443; Camerún 0,563; Gambia 0,496; Ghana 0,611; Mauritania 0,542. Mientras no actuemos en origen y los países ricos dejen de explotar a los países pobres, empobrecidos precisamente por los países ricos, no hay solución que valga.

Ya Jomo Kenyatta (1893-1978) pronunció estas palabras: “En la antigüedad el hombre africano vivía feliz y teníamos la tierra. Luego vino el hombre blanco con su Biblia y nos hizo soñar cerrando los ojos. Cuando los abrimos, el hombre blanco tenía la tierra y nosotros la Biblia”. “Dios dijo que esta es nuestra tierra, la tierra en la que florecemos como pueblo… queremos que nuestro ganado engorde en nuestra tierra para que nuestros niños crezcan en prosperidad, y no queremos que se extraiga lo engordado para alimentar a otros”. Las multinacionales en los últimos años se han adueñado de más de 230 millones de hectáreas de tierra, en fincas de más de 10.000 hectáreas, en los países pobres, sobre todo en Africa, como lo hicieron los Emiratos Árabes.

Un país que tiene un IDH inferior a 0,500 significa que más del 40 % de sus habitantes pasan hambre extrema, sufren mucho, hay gran malestar en la población, apenas hay acceso a médicos, a medicinas y a agua potable, la enseñanza es escasa y precaria, están en riesgo inminente de graves conflictos sociales, es frecuente la presencia de grupos terroristas, la esperanza de vida está entre 60 a 65 años y el país en riesgo de ser un Estado fallido, como estamos comprobando a diario en África, pues hay bastantes países en el continente africano que aún están igual o peor que los que hemos citado, como Níger, República Centroafricana, Chad, Sudán del Sur, Burundi, Sierra Leona, Guinea Bisau, Liberia, Etiopía, Malaui, etc. África, salvo dos o tres de sus 56 países, es toda ella un gran dolor, un sufrimiento insoportable, una enorme injusticia, de la cual son culpables principales las Multinacionales de los países desarrollados, y todos los que las consentimos o les hacemos el juego consumiendo sus productos procedentes de materias primas africanas, compradas a precio de miseria, incluidos hasta su sangre o sus órganos para trasplantes. Este mundo, tan injusto y cruel, tiene que cambiar. Así no podemos seguir. Así no hay futuro para una vida digna para la humanidad y la creación.

Dos notas importantes.

Ayer, 1 de mayo hemos celebrado el día del Trabajador cuyo origen se remonta al año 1886, Una jornada muy reivindicativa y pilar fundamental del movimiento obrero durante la Revolución Industrial. La jornada laboral de ocho horas que hoy conocemos tiene su origen en esta fecha que declaró festiva el Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional, celebrado en París, en el año 1889. Han pasado más de 130 años. Aun nos queda mucho camino por recorrer, y mucho más en los países empobrecidos. La Iglesia declaró este día Fiesta de san José Obrero, del cual el Evangelio no recoge una sola palara, pero sí que destaca el fiel cumplimiento de todos sus deberes, y afirma de él que era un “hombre justo”, pues de justicia es de lo que más falta tiene este mundo. Tomemos ejemplo.

Hoy Día de la Madre, felicitamos con todo cariño a todas las Madres, pidiendo a todas, pero sobre todo a las más jóvenes que depositen mucho amor en sus hijos pequeños, porque el amor que reciban de vosotras será el que compartan de adolescentes y jóvenes y luego depositen en sus propios hijos cuando sean a su vez padres: el niño pequeño levanta sus brazos hacia arriba para ser acogido por el amor de sus padres, los abre horizontalmente en la adolescencia-juventud para compartirlo con compañeros y amigos y amigas, y de adulto los bajará hacia abajo para acoger a sus propios hijos y depositar en ellos todo su amor. Así el amor debería inundar cada vez más a todo este mundo, que tanta falta tiene de él. 

Feliz domingo a tod@s. Faustino Vilabrille
faustino@faustinovilabrille.es

No hay comentarios:

Publicar un comentario