lunes, 6 de mayo de 2019

Sin participación no cabe la queja



El pasado 1 de mayo hubo concentraciones en toda España en la que distintas organizaciones sociales, sindicales y políticas movilizaron a sus simpatizantes, afiliados, amigos,… para reivindicar los derechos laborales de toda la ciudadanía en edad de “trabajar” (entendido el trabajo como la actividad remunerada).

El slogan elegido este año por todas estas organizaciones ponía el acento en “priorizar las personas” por encima de cualquier cosa, y más sobre los intereses económicos ya que es y ha sido durante demasiado tiempo ya el beneficio económico el casi único criterio que se ha seguido para el sostenimiento de una empresa.
A nadie se le escapa que “una empresa no se monta porque sí y obviamente se busca que ésta sea rentable”, es decir, que deje beneficios. (Sólo las ONGs –y no todas- y otras organizaciones sin ánimo de lucro organizan actividades o acciones cuya finalidad no es para ese fin sino para promocionar a las personas como principal o única finalidad). Pero de esto a lo que hemos venido observando hasta ahora... hay un abismo.

La solución no es echar la gente a la calle.

Cierto, eso no es ni ha sido nunca la solución, aunque en este país eso es lo que han hecho muchas empresas y hasta las propias administraciones públicas.
Una persona trabajadora que se queda en la calle ya de entrada deja de cotizar a la Seguridad Social, con lo cual hay un ingreso menos en las arcas que contribuyen al bien común (obras públicas, actividades y recursos que son un bien para todos,…), además de ello tendrá que percibir ayudas (subsidio por desempleo, ayudas familiares,…), tendrá menor poder adquisitivo,… con lo cual también consumirá menos y lo hará donde el coste de su compra sea menor aunque tenga peor calidad. Etc…
Y más tarde o más temprano eso acabará perjudicando también a quien le echó a la calle porque en esta sociedad todo y todos estamos interconectados.
Ahora multipliquemos esto por todas esas personas que forman el grueso de la gente que está en el paro.
Hay otras soluciones, sigue habiéndolas… pero cuando sólo se tiene ojos para el dinero y cuanto más inmediato mejor… entonces todo lo demás y especialmente la dignidad humana deja de ser valioso a efectos reales.
Ése es el sentido del slogan de este año: “Primero las personas”.

Bien avenidos… más o menos,… pero pocos.

¿Cuántos parados hay en la isla de Tenerife?. Sólo en las poblaciones de Santa Cruz de Tenerife, San Cristóbal de La Laguna, Arona, La Orotava y Granadilla de Abona juntos suman más de 54.000 personas en el paro.
En la concentración que se llevó a cabo el 1º de mayo éramos apenas unas 300 personas manifestándonos, de las cuales más de la mitad estaban trabajando, no estaban en paro. ¿No podíamos haber sido más expresando en la calle nuestra realidad y nuestras reivindicaciones?. Encima, como en años anteriores, las mismas organizaciones obreras fueron incapaces de ponerse de acuerdo para un comunicado conjunto; incluso en el transcurso de la marcha desde la Pza. Weyler hasta la Pza. Candelaria se observaban espacios y separación completa entre unos grupos y otros, yendo cada cual a su aire sin coordinación alguna en su conjunto (no es que esto sea esencial, ya es un logro que al menos este año no hubiese dos concentraciones distintas y enfrentadas como en el año pasado,… pero esto evidencia cuánto más necesitamos avanzar para generar esa sinergia y esa unidad que necesitamos vivir).

Nos quejamos mucho.

Y con razón: Hay una enorme precariedad laboral.
  1. Es un hecho cada vez más contundente que el tener trabajo no significa en modo alguno salir de la pobreza; los salarios son cada vez peores, más precarios con lo cual los trabajadores pierden poder adquisitivo y no logran salir de la pobreza cuando ya están en ella y quienes antes rayaban esa pobreza se ven ya entrando en ella.
  2. Se crean demasiados empleos “en prácticas” con los cuales se cubren puestos de trabajo en idénticas condiciones que los de alguien  que no esté en “prácticas”.
  3. Los contratos temporales crecieron en Canarias muy por debajo de la media nacional pero aún así son aún demasiados en comparación con los fijos o indefinidos.
  4. Cuando en las empresas se reduce personal no es porque no hagan falta sus servicios sino porque echándoles a la calle reducen gastos y quienes permanecen en la empresa han de realizar el mismo trabajo que había antes pero… empleando horas que no se les pagan conforme se debiera y perjudicando también la calidad del trabajo.

Tenemos motivos para quejarnos ¡y muchos! Pero ¿qué hacemos para hacer cambiar estas cosas?.

Si no te mojas no te bañas.

Los sindicatos y organizaciones sociopolíticas que trabajan por una mayor dignidad de los trabajadores no son perfectos. Aún lastramos los graves errores, estafas y traición que los grandes sindicatos evidenciaron en épocas pasadas,… pero estamos en otros tiempos, las puertas a nuestra participación en ellos están abiertas, nuestra palabra, nuestro voto en estas organizaciones… cuenta.
Podemos o no estar de acuerdo con lo que hay… pero también podemos ayudar a evolucionar, desideologizar y buscar lo que es esencial en una organización que nació para defender los derechos de los trabajadores, de TODOS los trabajadores y trabajadoras. Pero si no estamos en esos espacios… ¿qué capacidad tendrá tal o cual plataforma o entidad sindical, social, política,… para proponer cambios en la vida social y, en este caso, en la vida laboral?.
Necesitamos algo más que palabras de queja o desaliento. Necesitamos tomarnos en serio claves como éstas:
  1. Implicarnos en la actividad cotidiana de los sindicatos (un sindicato no es sólo una entidad con un conjunto de servicios, es también y sobre todo un espacio de participación para conseguir cambios en lo sociolaboral).
  2. Trabajar en coordinación con otras entidades sindicales, aunque no coincidamos en todos los planteamientos: mejor es fijarnos en lo que nos une y crecer a partir de aquello en lo que estamos de acuerdo.
  3. Trabajar en red con otras instituciones quienes de una u otra manera trabajan también por la dignidad de todo ser humano (partidos políticos, movimientos sociales, culturales, instituciones educativas –la universidad-, la Iglesia con el gran potencial de la D.S.I.,…).
Nos necesitamos unos a otros y todos podemos estar con todos en un mismo escenario sin perder por ello nuestras respectivas identidades.

Santi Catalán

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