Hace unas semanas publicábamos en este blog un mensaje firmado por Faustino Vilabrille y Esther López en el que solicitaban apoyo para unos proyectos en Ruanda y también en Centroamérica.
A fecha de hoy aquella ayuda solidaria solicitada ha llegado y con creces. Ambos amigos nuestros corresponden a la respuesta generosa de todos quienes consideraron esa llamada y contribuyeron generosamente.
INMENSA
GRATITUD.
Agradecimiento
a todos los colaboradores.
Querid@s
amig@s colaboradores: El próximo 12 de enero nos desplazaremos a Ruanda para
poner en marcha del desarrollo de un importante proyecto de agua para 1155
familias de la región de Nkumba, promovido por las Misioneras de los Sagrados
Corazones.
Es uno de los cuatro proyectos de cooperación que nos propusimos apoyar para 2018: tres en Ruanda y uno en Guatemala.
Es uno de los cuatro proyectos de cooperación que nos propusimos apoyar para 2018: tres en Ruanda y uno en Guatemala.
Os
escribimos llenos de satisfacción porque este año, por primera vez, hemos
tenido la gran alegría, gracias a la colaboración de todos vosotros, de cubrir
muy ampliamente el presupuesto de los cuatro proyectos programados para este
próximo año 2018: el de agua en Nkumba, el Educativo en Kigali, el
Socio-Sanitario en Biryogo (los tres en Ruanda), y uno de rehabilitación de
viviendas en Guatemala.
El
presupuesto total era de 36.745 euros, y entre todos hemos aportado 41.942. Por
tanto tenemos un superávit de 5197 euros.
Hemos
decidido distribuir proporcionalmente el superávit obtenido entre los cuatro
proyectos porque las tres organizaciones con las que venimos colaborando desde
hace años (Dominicas, Vida y Paz y Misioneras de los SS. Corazones) tienen
otras muchas necesidades, con frecuencia graves y urgentes, a las que atender.
Hicimos las transferencias para los cuatro proyectos el día 26 de diciembre, y
ya nos han hecho llegar su enorme satisfacción y gratitud “por haber recibido
aún más de lo esperado”.
En este
viaje intentaremos dejar un hueco para conocer en vivo los muchos proyectos que
tienen las Dominicas, las Misioneras y Vida y Paz en Ruanda, y sobre todo
mostrarles nuestra cercanía, afecto y solidaridad, tanto a cada uno de sus
miembros, como a todas las personas con las que trabajan, y agradecerles la
extraordinaria oportunidad que nos dan de poder colaborar, año tras año, con
toda confianza con sus proyectos como algo nuestro.
Las
personas que están al frente de los cuatro proyectos llevan ya años trabajando
con y al lado mismo de los más empobrecidos, no sólo para resolver urgencias de
alimentación, educación y salud, que no admiten espera, sino también, a través
de la ejecución de los proyectos, promocionarlos, personal y colectivamente,
para que sean protagonistas de su propio desarrollo, descubran sus derechos
como personas humanas, se ayuden mutuamente, y fomenten progresivamente la
solidaridad entre ellos, con los demás y con la Madre Tierra, la Casa Común de
todos, como la llama el Hermano Papa Francisco, conscientes al mismo tiempo de
que el problema de la injusticia y desigualdad que hay en el mundo, con los
sufrimientos enormes e incalculables que producen en muchos millones de
personas, no es solo un problema económico, sino un clarísimo problema político
de falta de voluntad política y de compromiso de gobernantes e instituciones
públicas y privadas, por resolver los grandes males que aquejan a la humanidad
actual, y que, más allá de las ayudas imprescindibles para necesidades
urgentes, tenemos que luchar por un cambio radical del sistema
económico-político, generador de empobrecidos, que rige el mundo actual para
que los bienes de este planeta que produce de sobra para todos, lleguen a
todos, y no sean solo patrimonio de una minoría de la humanidad. Conseguir que
todo ser humano pueda vivir dignamente será la mayor garantía de paz, de
armonía, y de equilibrio mundial, para el presente y el futuro de la humanidad.
Entre
tanto hagamos nuestro el deseo de la Biblia cuando exclama: “Que no quede
olvidado el pobre eternamente, que no se pierda por siempre la esperanza de los
desdichados” (Salmo 9) y también cuando expresa que la Tierra sea el jardín del
sueño de Dios para el hombre, al decir: “destilan vida los pastos del desierto,
las colinas se ciñen de alegría, las praderas se visten de rebaños, los valles
se cubren de trigo y todos cantan y saltan de júbilo” (Salmo 65), sintiéndonos
todos “dichosos de sentir hambre y sed
de justicia” como la sintió Jesucristo.
Mil
gracias, pues, por vuestra magnífica colaboración, y que el poder seguir
haciéndolo nos llene a todos de satisfacción y a los colaboradores dignos de la
mayor gratitud.
Por
nuestra parte, un abrazo muy cordial, sumamente agradecido, con el mayor deseo
de un muy feliz año nuevo.
Esther
López López
Faustino
Vilabrille Linares
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