En diciembre
de 2016, hace ya 8 buenos meses, Angela Merkel presentaba de forma oficial unos
informes en los que el gobierno alemán afirma que en los campos de refugiados
situados en Libia, pagados con dinero de la Unión Europea, se está vejando,
torturando e incluso matando de forma indiscriminada a los extranjeros
retenidos.
Unos días más tarde, presionado por Italia, el Consejo de la Unión Europea decidía incrementar el presupuesto para Libia y daba más dinero a ese
estado fallido para que, además de evitar los movimientos de extranjeros por tierra, evitara las salidas de embarcaciones por mar.
Empiezan
a ser más las voces que están denunciando lo que está sucediendo en Libia. No
creo que la opinión pública sea muy consciente de hasta qué punto su dinero, el
de los impuestos que paga, es responsable de lo que sucede.
En este
marco de cierta indignación social, están por fin surgiendo las reacciones
políticas. Y así Macron anunciaba el pasado viernes que Francia abrirá este
verano hotspots en Libia para separar inmigrantes normales de refugiados y
evitar así las muertes en el mar y, si a acaso, alguna en tierra. Los hotspots
son unas oficinas en las que el extranjero que quiere cruzar para llegar a
Europa puede informarse de sus derechos e incluso hacerse los papeles si tiene
derecho de asilo. Macron insistió mucho, Francia abrirá los centros con o sin
el apoyo de la Unión Europea. La situación es insostenible, se estima que hay
entre 800.000 y un millón de extranjeros bloqueados en Libia viviendo en
condiciones infrahumanas.
Cuando
los aliados entraron en los campos de concentración nazis y se encontraron con
el horror del holocausto nadie daba crédito. La gente que vivía en los pueblos
donde los campos se encontraban tampoco daba crédito. Afirmaron todos no saber
qué era lo que estaba pasando, si no no lo habrían permitido. Ahora la historia
se repite. En Libia se está encarcelando, esclavizando y matando a gente
indefensa sólo por ser de un país o de una raza. Y se está haciendo con nuestro
dinero.
Pero
nadie sabe nada, nadie protesta porque no lo ve, como la gente de los pueblos
de los campos de concentración. Y los que lo ven, nuestros dirigentes, lo que
proponen no es acabar con esos campos de exterminio. La opción es separar el
trigo de la paja y que algunos privilegiados puedan salir de ahí con sus
papeles en regla. Aparte de ser una opción horripilante éticamente hablando, es
una opción inmanejable a nivel de logística. ¿Se imaginan el tráfico de papeles
que se va a generar en un sitio donde la desesperación de la gente roza niveles
apocalípticos?. Les recomiendo que se lean el maravilloso libro del grandísimo
Patrick Kingsley que explica perfectamente este tema.
De modo
que hoy me siento absolutamente responsable de esos campos de exterminio
pagados con mis impuestos. El día que esto termine, si sigo por este mundo, yo
no podré decir que no lo sabía y pienso que es ahora cuando tengo que hacer
todo lo que esté en mi mano. Por lo pronto, me voy a pasar todo el mes de
agosto escribiendo sobre este tema, a ver si sirve para algo. Ustedes siempre
pueden leerme y difundirme. Let´s make some noise.
PARA AMPLIAR O CONTRASTAR:
- Los hotspots, un eslabón débil en la gestión de la situación que viven los refugiados.
- Libia y los refugiados.
- Noticias sobre Libia y los migrantes/refugiados.
- Cerca de 4.000 migrantes llegan a Italia en un solo día.
- Inmigrantes y refugiados, vendidos como esclavos en Libia.
- Medidas de la UE para frenar la llegada de migrantes desde Libia.
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