Fuimos
a la playa, a Las Teresitas concretamente. Una playa emblemática no exenta de
líos, problemas, intereses políticos y sobre todo económicos. Mas… no es este
artículo para hablar de ésas y otras cuestiones relacionadas sino para comentar
algo tan de andar por casa…, o por la arena de la playa, como la contaminación
de un espacio tan hermoso, tan del pueblo, tan idílico como la Playa de Las
Teresitas.
Aún es
relativamente fácil llegar, hallar aparcamiento y depositar las toallas sobre
la arena para luego –cada cual en el momento elegido- meterse en el agua o
sencillamente quedarse tumbados sobre una tumbona o sobre la misma toalla en el
suelo, siempre y cuando el vientito que a veces sopla en dicho lugar no
acribille la piel con sus granos de arena amarillenta.
Lo que
ya es mucho más fácil es hallar colillas en el suelo,… y al entrar dentro del
agua ver plásticos, papeles,… y otras basurillas pululando un poco aquí… otro
más allá. ¿Angelotes, medusas,… algas?, mire no, eso habrá pero para toparse
con estos seres es una probabilidad de 1 a 100 comparado con esto otro.
Desidia.
¿Colillas?.
Haberlas haylas, sobre la arena y semienterradas. ¿Plásticos también hay?...
pues sí, tapones de botellas de plástico, trozos de bolsa de plástico,… y
bolsas medianas que mientras no toquen el agua van de acá para allá… pero en
cuanto tocan el agua del mar… allí se quedan, ya no vuelven a tierra. ¿Y qué
más?... pues papeles (servilletas de papel), alguna hoja de periódico o de
folleto publicitario. Hasta alguna compresa te puedes encontrar (pañales de
bebé no, de eso aún no encontré nunca, al menos en esta playa).
Es muy
fácil acabarse un cigarrillo y, por no cargar con la colilla y para evitar que
pueda quemar a algún bañista muy cortésmente la apagan frotándola sobre la
arena… para dejarla luego allí de simiente.
Es muy
sencillo desenvolver un bocadillo y por simple descuido comprobar cómo el
vientito se lleva la servilleta de papel o la hoja de periódico que lo cubría…
pero sin hacer nada por ir a recuperar “lo que el viento se llevó”.
Y si te
ven coger un vaso de plástico (de ésos de usar y tirar) que estaba flotando en
el agua de la playa o bien semienterrado en la arena… hay quien te lo echa en
cara por “huarro”, como le pasó a un buen señor quien vio cómo una bolsa de
plástico blanca fue llevada dando vueltas por la arena hasta que el agua del
mar la retuvo. Varios bañistas la vieron mas nadie extendió su mano para llevarla
a alguna papelera; sólo un hombre mayor que antes pasó de largo volvió sobre
sus pasos, la tomó y escuchó lo mismo que yo de parte de la persona que le
acompañaba:
- “¿Esa
bolsa es tuya?”.
- “No,
pero está ensuciando la playa”.
- “Pues
si no es tuya no seas gediondo cogiendo porquerías de nadie”.
El
hombre no hizo caso, caminó unas decenas de metros, la depositó dentro de una
papelera y volvió donde su compañía.
Reflexión.
Mas uno
se pregunta: “¿Por qué sucede esto?. ¿Qué pretendemos con estas actitudes?”.
Nadie
desea que se contamine el mundo, ni siquiera las petroleras (ellas sólo quieren
dinero), tampoco nosotros cuando venimos a una playa como ésta. Nadie desea
encontrar la playa sucia con papeles, plásticos, colillas,… y no pocas veces se
oye murmurar la expresión: “Qué gedionda que es la gente, mira cómo han dejado
esto”.
Soy
docente y en los colegios los docentes insistimos mucho en potenciar actitudes
de respeto y cuidado por el Medio Ambiente, aprovechamos cualquier celebración
del año que hable de nuestra casa común para inculcar valores que… a menudo
tropiezan con la siguiente frase: “Todo el mundo lo hace, profe, además ¿qué
importa que se te caiga un papel al suelo?, ¡hay ya un montón!, total… por uno
más no pasa nada”.
Los
patios de recreo cuentan con papeleras incluso destinadas para diferentes usos:
papel/cartón, plásticos/tetrabrick y material orgánico; aún así… por los suelos
después del recreo se puede ver de todo; pedirles a algunos niños que recojan
lo que acaban de botar al suelo es exponerse a recibir miradas de fastidio
cuando no alguna contestación poco agradable… mas, todo hay que decirlo,
también los hay (y muchos) que piden disculpas por su descuido, recogen al
instante lo que botaron e incluso, si ven que tú, al pasear por los patios, te
agachas a recoger un papel, un bote de tetrabrick y lo botas a un contenedor de
basura adecuado… hay algunos niños que imitan la acción y se ponen a hacer lo
mismo… aunque esa basura no la hayan echado ellos al suelo.
¿Por qué
lo que para los niños es tan sencillo de entender y practicar sin embargo para
los adultos es tan difícil?. Doy por seguro que no es por problemas de artrosis.
Compromiso.
Imaginemos
que todo aquello que en un momento dado botamos al suelo o dejamos ir al mar…
lo halláramos en nuestra cama cada noche al acostarnos… ¡qué impacto!,
¿verdad?. Bien cuidaríamos de no cometer ningún descuido.
Imaginemos
que nadie dejara rodar bolsa de plástico alguna para que el viento la lleve
hasta el mar o enganchada quede entre algunos matojos,… que nadie utilizara la
arena de la playa como simple cenicero,… que al caer al suelo un trocito –por pequeño
que sea- de papel de aluminio o una servilleta de papel u hoja de periódico, lo
recogiera enseguida,… etc… ¿cómo encontraríamos la playa todos cada día?.
Imaginemos
que en lugar de “echar la culpa a la gente y tacharla de gedionda” por la
imagen que tenga el lugar al que llegamos nos ponemos a limpiar ese espacio sin
más,… y que en lugar de “recriminar” a alguien que hace ese gesto de recoger
una basura que no es suya… le felicitamos o imitamos su acción,… etc… ¿qué
sucedería?.
Desde
estas líneas aplaudo la acción del hombre mayor que recogió la bolsa de
plástico y la sacó del agua a pesar del reproche recibido.
Aplaudo
a esos padres y madres que educan a sus hijos en el cuidado de nuestra casa
común y no pasan por alto ni el más mínimo detalle corrigiendo errores y
felicitando acciones positivas.
Aplaudo
la labor de los trabajadores a quienes les pagan el trabajo de limpiar las
playas porque lo hacen muy bien. También y sobre todo a quienes organizan
campañas de limpieza como gesto generoso gratuito al planeta, a la sociedad y
también como muestra de denuncia por nuestra desidia y falta de sensibilidad.
Aplaudo
todo esto porque aunque son acciones muy simples que no resuelven el problema
de fondo… por lo menos generan un ambiente mejor.
Tangamos
todos, los humanos pero también la naturaleza,… unos buenos días de verano.
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