Al acercarse las elecciones nos conviene pensar lo que hemos de hacer para que nuestro comportamiento sea coherente con la identidad de un ciudadano responsable y la de un cristiano que quiere ser discípulo de Jesucristo, comprometido con su tiempo. Ofrecemos a continuación diez elementos que creemos nos pueden ayudar para realizar este análisis y reflexión sobre el modo de proceder de candidatos y electores.
- El tiempo de "elecciones" es un tiempo en el que florecen todas las ofertas imaginables, aparecen las gangas, como en un mercado: Los candidatos y sus respectivas formaciones políticas ofrecen todo un conjunto de beneficios o ventajas para el consumidor, para el votante.
- Contra la promesa fácil de los candidatos y respectivos partidos, el elector debe considerar la confianza que le inspire su compromiso para el cumplimiento responsable de los programas y la valoración de su comportamiento.
- Suele ser ocasión para la descalificación y el insulto a los contrarios, utilizando etiquetas que ya deberían estar superadas y que sólo sirven para crear trincheras y afianzar barreras: "izquierdas, derechas, reaccionarios, progresistas, fascistas-antifascistas,..." eso en el mejor de los casos, cuando no mucho más nefasto..
- Desde una actividad respetuosa con los oponentes, contra el vicio de la descalificación y ataque sistemático al contrario, la burla, ironía y el encasillamiento absurdo, debemos valorar un comportamiento centrado en la defensa y justificación de los propios programas.
- Hoy vivimos un tiempo en el que, a falta de valores más profundos y contrastados, se percibe una simpleza o simplonería que genera personas fáciles de seducir.
- "Contra la admiración excesiva, simple y poco crítica de los líderes políticos avalados por los medios de comunicación, proponemos el apoyo de trayectorias comprometidas con la mejora de los derechos de todos los hombres y mujeres". La luz del Evangelio ha de ser para los cristianos el mejor contraste y la mejor criba para la evaluación de estas trayectorias.
- Echamos de menos en los días de campaña la serenidad de una crítica reflexiva de las posiciones del adversario (cada cual da a entender el asunto como si el otro todo lo hiciera mal y lo único viable fuera lo propio).
- La crispación nace de defender nuestras "verdades" destacando los "errores" del otro; por el contrario, la "serenidad" nace del fundamento y de la confianza en nuestros propios argumentos. ¿A qué obedecerá la actitud de quienes desean ganarse el favor de los electores suscitando la crispación?. ¿No será, precisamente, a la debilidad de sus argumentos?.
- Llegado el día de las elecciones, contra la irresponsabilidad o el pasotismo de quienes se abstienen sin argumento alguno que justufique su abstención, y desde la defensa del compromiso social del cristianismo, nos parece obligada nuestra participación, al menos como votantes.
- Antes de injuriar y desprestigiar, la política y a los políticos, debemos pensar que son "mediaciones indispensables para la democracia y un reflejo de la sociedad que hemos creado, también son un reflejo de nosotros mismos".
- En un tiempo de superficialidad, contra el voto fácil, fanático (votar a un partido sólo por ser ese partido y fidelidad hasta la muerte como si no importara lo que hace) y visceral, reflexionar y analizar los programas ofrecidos.
- Es obligación del cristianismo ahondar en los programas electorales y no quedarse en los titulares porque la profundización es un vehículo de paz.
- Insertos en una cultura que exalta el éxito, la suerte y el saber aprovechar las oportunidades, contra el "oportunismo" de quienes calculan la ocasión conveniente, anteponiéndola a la defensa de la verdad y la justicia:
- El ciudadano responsable debe optar por un voto apoyado en convicciones ideológicas y morales, así como en la valoración de la trayectoria, hechos y actitudes de quienes reclaman nuestro voto.
- Tras el recuento de votos, los ganadores ponen énfasis en la exaltación de su victoria y si hablan del contrario es para señalar sus defectos, no sus cualidades.
- ¿No sería mejor ponderar las dificultades de la responsabilidad adquirida y contar con la participación de toda la ciudadanía que destacar los defectos delcontrario?. Esto pondría de manifiesto el respeto que merece el elector que decide, como ciudadano, y la limpieza del proceso, por encima del desprecio que se evidencia respecto al adversario y que no hace otra cosa que desprestigiar a la propia formación política.
- Por su parte, los que perdieron suelen interpretar de forma interesada los resultados maquillando la derrota en lugar de reconocer la victoria del que obtuvo la mayoría de la confianza del electorado.
- ¿No sería más honesto reconocer que, en democracia, la mayoría obtenida procede del legítimo derecho de todo ciudadano a expresar su opinión y tiene, por lo tanto, derecho a verse realmente representado tras esos comicios?.
- Por último, pasadas las elecciones, en lugar de la exclusión del derrotado:
- ¿No sería mejor tener claro que la "cosa pública" es de todos y que el alcance de las actuaciones democráticas supera a la legislatura y que deben construirse sobre el consenso y el interés de todos y no sobre la ideología particular de cada partido político?. ¿No sería aconsejable, por lo tanto, invitar a la "oposición" a participar de acuerdo con la voluntad popular en las tareas más fundamentales tales como "educación, sanidad, trabajo, política antiterrorista, migración, planificación de recursos, desarrollo sostenible,..."?.
ORIENTACIÓN FINAL:
Nos parece obligado que, desde la práctica, si queremos "ser discípulos de Jesucristo aquí y ahora", constatemos y promovamos el respeto y la promoción de los derechos individuales y sociales a laluz del Evangelio.Y, de igual modo, siguiendo la siempre recta conciencia hemos de promover el conocimiento directo de las orientaciones de la Iglesia sobre las elecciones, sin quedarnos sólo con los titulares o frases aisladas.
PISTAS PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL:
- ¿En qué estoy de acuerdo y en qué no, con el contenido de los 10 puntos antes señalados?.
- Partiendo de la experiencia personal, ¿qué otros aspectos añadiría?.
- ¿Qué referencias hallo en la Palabra de Dios y en la Doctrina Social de la Iglesia que iluminan nuestra realidad y nos llaman a la conversión en relación con esos 10 puntos o algunos de ellos?.
- ¿Qué puedo hacer personalmente y/ocomo grupo para vivir más en coherencia con este mensaje que da luz a nuestra vida?.
Tengan todos y todas ustedes la confianza de dejar aquí sus comentarios si así lo desean. La reflexión cuando es compartida enriquece mucho más a todos: no importan tanto las diferencias de opinión sino aquello que pretendemos alcanzar entre todos.
El Papa Benedicto XVI en su encíclica "Caritas in veritate" dice: "El primer capital que se ha de salvaguardar y valorar es el ser humano, la persona en su integridad" (n25).
Está en juego el futuro de la democracia, el respeto y la promoción de los derechos sociales de personas y familias enteras. Somos responsables de nuestras decisiones y también, por lo tanto, de sus consecuencias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario