Comentando el XXII CONGRESO ESTATAL DE VOLUNTARIADO.
Los días 30 de noviembre y 1 de diciembre se celebró en Santa Cruz de Tenerife, concretamente en el auditorio Adán Martín, el XXII Congreso Estatal de Voluntariado cuyo programa prometía dar mucho juego a buen número de cuestiones con el voluntariado relacionadas.
Sin embargo, más allá del autobombo que los
responsables políticos se dieron por la “excelente preparación de este congreso y buen
desarrollo del mismo” y el pelotilleo constante hacia las entidades de
voluntariado allí representadas amén de muchísimos aplausos eso sí,… poco más se podría decir.
1.- FALTA DE ORGANIZACIÓN.
Organizado estaba, pero no se observó la
eficiencia que podría esperarse de un acto así que contaba con un año entero
para ser preparado:
- Excesiva improvisación.
- Mal cálculo de los tiempos para cada una de las
intervenciones y actos que se llevaron a cabo y escasa priorización de lo
importante sobre lo secundario.
- Escaso tiempo para la participación en los
diálogos/debates que eran más que necesarios. Las “Mesas redondas”
parecieron simples “discursos personales”.
- Hubo incluso quienes habiéndose inscrito dentro del
plazo ni siquiera recibieron respuesta a su inscripción vía ofimática y,
por supuesto, llegados al evento ni siquiera se les entregó absolutamente
nada relacionado con este congreso a pesar de solicitarlo expresamente (al
menos, eso sí, se les permitió estar, no se les echó fuera, algo es algo).
- El acto de “entrega de Premios Estatales de Voluntariado 2022” fue un claro exponente de lo que la organización de este congreso dejó bien a las claras.
2.- RESPETO, RESPETO, RESPETO.
Este congreso se sufragó con dinero público 100%. Había un equipo de personas que supuestamente debieran haber respondido a las expectativas pero, por lo que allí se evidenció o bien no funcionaron como un equipo o bien se coordinaron muy mal, o sencillamente hicieron dejación de sus responsabilidades. Eso es:
- Una falta de respeto a la ciudadanía que paga sus
impuestos para que éstos se empleen en lo que toca y de la manera más responsable.
- Una falta de respeto hacia las entidades de
voluntariado allí representadas y que merecían mucho más que un diploma o palabras que sonaran a hueco y con poca autenticidad.
- Una falta de respeto a todos los que venían de la península, aunque fuera con todos los gastos pagados, con expectativas que se dieron de tortazos con el pobre aprovechamiento del evento.
3.- Y LO MÁS GRAVE.
En la primera ponencia del día 1 se habló con muy buen humor de los números relacionados con el voluntariado a nivel nacional. Hay ya artículos en la red que hablan con bastante detalle del número de personas voluntarias que hay en España y que crece, eso dicen los datos.
Sin embargo ¿se traducen esos números con una mejora de la sociedad y en sus relaciones consigo misma y con el entorno natural?, y si no se traducen en esa mejoría... ¿en qué estamos fallando... o qué elementos estamos dejando desatendidos o se nos escapan o simplemente ni les prestamos atención?.
Hubo una
pequeña intervención de una de las personas asistentes al acto de “Conclusiones
y Propuestas” que apuntaba una objeción global:
- “Por todo lo que allí se había escuchado y dialogado en los espacios organizados quedaba muy patente que el voluntariado incide en las CONSECUENCIAS de un sistema económico dirigido por el dinero y para el beneficio de unos pocos en detrimento de la mayoría; esa minoría que hace del beneficio económico su única referencia depreda la naturaleza e incluso no tiene remilgo alguno en pisotear los Derechos Humanos más elementales en tal de llenarse sus bolsillos mientras destruye el medio natural y genera pobreza, exclusión social y gente descartada que no le son rentables a este sistema; de poco sirve que el voluntariado a nivel nacional crezca o se feminice o lo que sea… si seguimos incidiendo casi únicamente en las CONSECUENCIAS mientras no incidamos en las CAUSAS de la degradación social y natural; los O.D.S. parece ser… sólo obligan a las clases sociales más humildes, no a los poderosos. ¿No nos estamos convirtiendo o somos ya un “simple parche para suavizar los problemas que genera el sistema curando a algunos mientras otros envenenan a todo el mundo?”.
Ésta es una de las claves por las cuales nuestra sociedad dista mucho de mejorar. Esa crítica global a lo que en este congreso se dio a conocer da o debiera dar pie para:
- No sólo conocer más a fondo la “Ley del Voluntariado” sino a revisarla y reformarla con valentía pues más bien parece hecha a medida de los condicionantes economicistas que no los intereses generales de nuestra Casa Común.
- Revisar el funcionamiento de todas las entidades de voluntariado desde dentro, con voz autocrítica, para que sigamos trabajando en la efectiva respuesta a las CONSECUENCIAS de este nefasto sistema que nos gobierna pero al mismo tiempo, y con más fuerza aún, incidiendo en las CAUSAS llevando a cabo una denuncia constante de todas las violaciones de la dignidad humana y de todos los atentados contra el Medio Ambiente.
CONCLUSIONES.
Está bien el altruismo, por supuesto, porque es una de las señas de identidad del voluntariado; está muy bien que ahorremos dinero al Estado y también se lo ahorren quienes generan los problemas pero luego no cargan con las consecuencias; está muy bien hacer el BIEN a toda persona que lo necesita, a todo ser vivo, a todo cuanto nos rodea; está muy bien que dediquemos nuestro tiempo libre y lo ocupemos en cosas que nos llenan o agradan;… pero el voluntariado no puede ceñirse sólo a esto, ni siquiera a lo que dice la “Ley” oficial al respecto.
El Voluntariado está llamado a ser “agente de transformación social y de nuestras relaciones tanto con nosotros mismos como con el entorno natural”. Y porque somos “agentes de transformación social” (y ello no depende de nómina alguna ni por reconocimientos públicos oficiales o extraoficiales sino de nuestra voluntad libre y responsable):
- Necesitamos ser conscientes de que hay unas CAUSAS que llevan a los problemas que observamos,
- necesitamos ser críticos con lo que está en la raíz y luego actuar también sobre las CONSECUENCIAS pero con las ideas claras:
- es quien administra los impuestos la parte de la sociedad que tiene la obligación de hacer frente a quienes o a lo que genera esas consecuencias y ponerle remedio.
- Nosotros podemos apoyar o reforzar pero nunca suplir y muchísimo menos hacerle el juego a un sistema económico y economicista que lejos de cuidar la Casa Común, nuestro planeta entero, sólo lo mira como mercancía: tanto a personas como a otros seres vivos y sus hábitats.
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