Mc.5,
21-43 (Para el domingo 1 de julio de 2018).
“Aunque
nada cambie, si yo cambio, todo cambiará” (Marcel Proust)
“Pueden,
porque creen que pueden” (Virgilio)
El
pasaje del Evangelio de este domingo nos habla de dos hechos muy significativos
de Jesús de Nazaret: la curación de una mujer que llevaba años enferma, y la de
una niña que según el padre estaba muy enferma, según los familiares ya estaba
muerta cuando llegó Jesús a su casa, pero que Jesús dice sencillamente que
estaba dormida.
1.- Desigualdad:
En los dos casos Jesús resuelve la
situación, tanto de la mujer como de la niña, demostrando una sensibilidad
exquisita hacia las necesidades de la gente: jamás acudió nadie a El sin que
fuera atendido diligente y eficazmente. Hoy tenemos medios de sobra para
atender así a todo el mundo.
Pero los medios para hacerlo solo están en las manos de unos pocos avaros y ambiciosos que solo piensan en si mismos y cuyas ansias de poseer no tienen límites, hasta el punto de que el 1 % de la humanidad tiene tanto como el resto del mundo. Ya expresó maravillosamente esa ambición desmedida Pedro Calderón de la Barca cuando escribió:
Pero los medios para hacerlo solo están en las manos de unos pocos avaros y ambiciosos que solo piensan en si mismos y cuyas ansias de poseer no tienen límites, hasta el punto de que el 1 % de la humanidad tiene tanto como el resto del mundo. Ya expresó maravillosamente esa ambición desmedida Pedro Calderón de la Barca cuando escribió:
"Sueña
el rico en su riqueza,
Que
más cuidados le ofrece;
Sueña
el pobre que padece
Su
miseria y su pobreza".
Hoy
vemos las ansias de riqueza causar una desigualdad tan grande en el mundo como
nunca hubo en la historia de la humanidad: la renta por habitante en Mónaco es
de 141.403 €, mientras que en la República Centroafricana es de tan solo 277 €
(Fuente: Expansión, Datos Macro). El más rico de España pasa de ganar el millón
de euros al día, mientras muchos que tienen trabajo firman cobrar 800 € en
nómina, pero les pagan solamente 400, y eso lo hacen organizaciones que se
proclaman ser de carácter social e inclusivo. El Ministerio de Trabajo debería
ser mucho más diligente en sus inspecciones. Esperamos que el nuevo Ministro
así lo haga. Nunca hubo tanto en el mundo para tan pocos, y tan poco para
tantos.
2.- Hay
que bajar a los potentados de sus tronos, o sea, grandes banqueros, políticos
corruptos, paraísos fiscales, leyes que permiten tener más a los que más tienen
y menos a los que cada vez tienen menos, gobernantes muy ricos de países muy
pobres. Hay que desterrar a los traficantes de drogas y mujeres que deshacen
personas y familias. Mientras no se ponga coto infranqueable a todas estas
cosas iremos de mal en peor en desigualdad, injusticia y toda clase de
sufrimientos injustos, alimentando la emigración forzada, la violencia, los
ingresos en las cárceles y las guerras.
3.- Luchadores
con fe: Necesitamos muchas personas dispuestas a luchar sin esperar nada cambio
por un mundo mejor y más justo, con fe en sí mismas, seguras de que es posible
conseguirlo. Jesús de Nazaret, todo el bien que hace a la gente, no se atribuye
nada a sí mismo, sino que siempre les dice: “tu fe te ha salvado”. Necesitamos
tener fe en nosotros mismos. Dios no falla nunca, nosotros somos los únicos
responsables de nuestros fallos. El mundo no está en las manos de Dios, porque
El lo puso en las nuestras: nos consideró personas adultas, capaces y
responsables de hacernos cargo de él. Decir que está en las manos de Dios es
evadirnos de nuestra propia responsabilidad. Debemos movilizarnos para acudir a
todo tipo de actos, gestos y luchas que tengan por fin el bien común, la
dignidad de las personas, la rehabilitación de las víctimas, el cuidado de la
Madre Tierra. Debemos hacer nuestro el aforismo del poeta latino Virgilio:
“pueden, porque creen que pueden”.
La
misma humanidad necesita tener fe en sí misma, tener fe en que la liberación es
posible, tener fe en que podemos unirnos, tener fe en que todos unidos podemos
cambiar el mundo. Los poderosos son muy grandes, pero muy pocos. Si no les
hacemos el juego y nos unimos para vencerlos, acabaremos cambiando este mundo
para el bien de todos, porque “Aunque nada cambie, si yo cambio, todo cambiará”
(Marcel Proust)
4.- Revolución
en la Iglesia: Además para los cristianos es muy urgente hacer una revolución
al interior de la Iglesia, que al hilo del Papa Francisco, acabe con sus
riquezas, sus adherencias al poder, su dependencia económica, como en España,
del brazo del Estado, retornando al compromiso liberador de los pobres unida a
los pobres y necesitados, no con actos de misericordia económica y limosnas
asistenciales, sino de justicia y solidaridad, pues toda la Biblia está
atravesada de principio a fin por un mensaje de predilección de Dios por los
pobres, que aparecen en ella 164 veces, y por el contrario rechazando a los
ricos y sus riquezas otras 128 veces, a la vez que el término justicia con todas sus diferentes connotaciones
aparece 213 veces, y que el significado del vocablo limosna que se repite 29
veces no es el de limosna como la
entendemos hoy, sino de estricta justicia.
5.- Jesús,
el sanador integral: en esta ocasión rompe, como lo hizo más veces, con
prejuicios sin fundamento: para los judíos tocar a un enfermo o que él te
tocara era contaminarse. Pues bien, Jesús deja que la mujer le toque y El toca a la niña cogiéndola de la mano,
precisamente para que ambas queden curadas. Jesús era amigo de la vida, era un
verdadero sanador integral de las personas. Su Dios no es un Dios de muertos,
sino de vivos, porque para El todos están vivos
y vivos para siempre: cuidar la vida, sanar la vida dañada, amar la vida
digna para todos, incluidos los lirios del campo y los pájaros del cielo, es
seguir a Jesús (Lucas 20,38 y 12,22-29).
Cuidar la vida, y vida plena y felicitante de todos y de todo, para todos y
para todo, es nuestra misión en este mundo como seres humanos y más como
creyentes.
Un
cordial abrazo a tod@s.-Faustino.
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