jueves, 24 de marzo de 2016

Otra vez

Otra vez, sí, otra vez la intolerancia, el fanatismo, los argumentos de la fuerza, del miedo y la sinrazón. Más ¿cuándo todo esto dejó de existir salvo en el corazón de quien se sabe hermano del resto de la humanidad?.

Reacciones para todos los gustos.

Echando una ojeada a todo lo que va saliendo por las redes sociales, la prensa escrita de los kioskos y la cybernética uno halla de todo como de todo hay en todos los sembrados aunque el agricultor se empeñe en dejar crecer sólo aquello que alimenta.

LAS REDES SOCIALES.
En ellas no pocos se quejan del enorme número de expresiones racistas y xenófobas que surgen cada vez que hay atentados como los del pasado martes 22 de marzo en Bruselas. Rechazan, con justo criterio, la ingenua y absurda identificación de "musulmán=terrorista" y cargan sus baterías de desprecio a quienes se expresan de forma racista o xenófoba llegando incluso a equiparar su violencia con la de quienes hacen estallar bombas y disparan sus ametralladoras.
Quienes expresan esa actitudes racistas o xenófobas buscan "culpables" de estos males y obviamente relacionan los autores de estas barbaries con las características que les identifican con lo cual deducen que... hay algo que no es en absoluto trigo limpio en la base de todos éstos cuya única fuerza es el terror, el gatillo y el asesinato masivo (el selectivo es también asesinato).
Desde nuestra perspectiva creemos que "no es momento de excluir a nadie: ni a todos los musulmanes ni a todos los que publican esas expresiones racistas o xenófobas sino de perdonar y ACOGER a todos sin distinción". El camino para el entendimiento, para la convivencia, para el bien común, es bien distinto a la suma de violencias.

OTROS ESCENARIOS SIEMPRE OLVIDADOS.
Ha vuelto a pasar en Europa. Y cada vez que esto pasa en este suelo las vestiduras rasgadas ondean al viento en mil pedazos haciendo un ruido inmenso como si el mundo tuviera que pararse en seco "porque aquí pase esto". Objetivamente, lo sucedido es una atrocidad, no tiene paleativos.
Sin embargo NO PASA NADA y muy pocos dicen algo al respecto cuando esto mismo o muchísimo peor sucede en otras partes del mundo; la mayoría no dice... ni mu, cuando les toca en mucha mayor medida a Nigeria, Sudán, Afganistán, Pakistán, Indonesia, Yemén,... practicado exactamente por los mismos y cuyas víctimas son preferentemente cristianas o de otras minorías religiosas pero también musulmanas: todas ellas tienen el mismo derecho humano a existir porque son también ciudadanos de esos mismos países. Pero... claro, aunque las atrocidades sean mucho mayores y a diario... eso no vende, eso no es noticia ni parece interesar a los medios periodísticos: sus efectos... no los sufrimos nosotros. "Los otros" son "otros" no tienen nada que ver con nosotros; eso parece.

A VUELTAS CON LAS RELIGIONES.
Se producen en estos casos las típicas acusaciones a todas las religiones asegurando que "estas cosas no sucederían si no fuera por culpa de las religiones".
Así que arremeten contra el cristianismo, el judaísmo y cualquier otra religión reivindicando la hora en que desaparezcan todas las confesiones religiosas o al menos queden recluidas al ámbito estrictamente privado porque, según ellos, es obvio que "estos yihadistas hacen todo esto en nombre de su Dios: "Alá", como en otros tiempos lo hicieron otros en nombre de "Jesucristo".
Por desgracia quienes desde este laicismo proclaman esta intención lo hacen también con violencia: burla, acoso constante, insulto e incluso agresiones físicas hacia aquellas personas y comunidades religiosas (especialmente si son cristianas) que simplemente lo único que plantean es poder vivir su fe y traducirla en hechos y actitudes coherentes tanto en relación consigo mismos como en lo tocante a la dimensión pública de esa fe. La llamada "libertad religiosa" debiera garantizar ese respeto mutuo entre todos los miembros de la sociedad.
Este laicismo intolerante intenta sistemáticamente hacer creer que el problema es la religión, cuando en realidad el problema no radica en el hecho religioso sino en el "uso que cada cual hace de la religión, de la creencia o de la increencia". Con lo cual, en situaciones como ésta, se acaba demostrando que "el laicismo militante y el integrismo yihadista no son más que dos caras de la misma moneda".

Son otros los caminos.

Ninguna sociedad se construye desde la exclusión de parte de ella. Ignorar la diversidad o tratar de aniquilarla es luchar contra nosotros mismos pues también en todos y cada uno hay un ejemplo claro de diversidad: tanto en lo actual y aparente como en el proceso que hemos seguido hasta ser quienes somos en el momento presente y quienes seremos mañana.
Estamos llamados a aprender a convivir cada cual consigo mismo en primer lugar pero también con "el otro", por muy diferente que éste se manifieste.

Para ello proponemos y defendemos las siguientes medidas:
  1. En primer lugar, llegar a acuerdos internacionales que obliguen a todos los estados a garantizar en sus fronteras el cumplimiento de los DERECHOS HUMANOS especialmente en lo referente al derecho a la vida, a la salud, trabajo digno, educación y vivienda. Que nadie tenga que abandonar su país, su familia,... por no tener garantizados estos derechos.
  2. Apostar por un ECUMENISMO cada vez más auténtico en el que las diferentes religiones hallen un espacio de encuentro, entendimiento más allá de sus diferencias, y todas se comprometan a promover entre sus fieles el respeto y tolerancia respecto a los fieles de otras religiones; resulta un contrasentido "matar en nombre de dios" cuando no hay religión alguna en la que no se hable del amor al prójimo.
  3. Llevar a cabo en todos los países del mundo una auténtica LIBERTAD RELIGIOSA de tal manera que nadie tenga que sufrir acoso, burla, insulto ni violencia alguna por ser creyente o no haciendo efectivo el articulado de la Carta Universal de los Derechos Humanos que apunta a garantizar ese respeto (Art.18).
  4. Propiciar relaciones comerciales con criterios de justicia, equidad, búsqueda del bien común, solidaridad, paz y respeto al Medio Ambiente, también a la ideosincracia de los pueblos y su relación con su entorno.
  5. Fomentar desde la EDUCACIÓN valores como la tolerancia, cooperación, conocimiento y valoración de la diversidad (también la religiosa), participación en  la construcción de una sociedad más abierta y respetuosa sin discriminación alguna por razones del tipo que fuere desde la inclusión de todo el pluralismo social.
Además de esto, si todos repudiamos la violencia que anteayer se vivió en Bélgica, si tanto rechazamos ese daño, debiéramos también:
  1. Estar igualmente atentos a lo que ocurre más allá de la punta de nuestra nariz: que seamos sensibles también a los que son torturados y mueren a diario en muchos otros países fuera de Europa por el mismo horror intolerante y opresor de los mismos que matan en Europa (aunque pertenezcan a grupos distintos) y en nombre de su dios tratan de aniquilar, subyugar o excluir a todo aquél que no quiera ser de su religión.
  2. Desterrar de nuestros pensamientos todo tipo de racismo y xenofobia mediante la apertura "al otro", la documentación fidedigna (quienes mueren a manos de Boko Haram, EI,... no sólo son cristianos o de otras religiones, también son musulmanes que no están de acuerdo con el modo de proceder de los terroristas yihadistas).
  3. Ofrecer siempre el perdón y la oración por quienes equivocadamente usan y manipulan la religión o bien los argumentos laicistas para justificar su odio o incapacidad para convivir con el resto de la humanidad en paz, respeto, tolerancia y armonía. Quienes asumen el papel de verdugos no necesitan nuestros palos, venganza y más violencia sino la paz del corazón; esa paz no llegará si no practicamos la misericordia a ejemplo de Aquél que siempre lo fue y lo seguirá siendo siempre con todos nosotros.
  4. Instar a nuestros gobernantes a reestructurar las condiciones de vida laboral y social, de manera que puedan darse en todas las esferas condiciones de verdadera justicia, equidad y paz social.
  5. ...
No alimentemos el rencor ni nos dejemos llevar por el miedo pues éste último nos lleva a mantener las puertas cerradas y el rencor a mantener en marcha todas las violencias. Vivamos más bien la experiencia de quien mantiene sus puertas abiertas a todo el mundo y su única arma sea el amor incondicional, al estilo de Jesús de Nazaret.
Santi Catalán (Justicia y Paz Tenerife)

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