Jesucristo,
Rey del universo – B (Juan 18,32-37)
Evangelio
del 25 / Nov / 2018
El
juicio contra Jesús tuvo lugar probablemente en el palacio en el que residía
Pilato cuando acudía a Jerusalén.
Allí se encuentran una mañana de abril del año 30 un reo indefenso llamado Jesús y el representante del poderoso sistema imperial de Roma.
Allí se encuentran una mañana de abril del año 30 un reo indefenso llamado Jesús y el representante del poderoso sistema imperial de Roma.
El
evangelio de Juan relata el diálogo entre ambos. En realidad, más que un
interrogatorio parece un discurso de Jesús para esclarecer algunos temas que
interesan mucho al evangelista. En un determinado momento, Jesús hace esta
solemne proclamación: «Yo para esto nací y para esto he venido al mundo: para
ser testigo de la verdad. Todo el que pertenece a la verdad escucha mi voz».
Esta
afirmación recoge un rasgo básico que define la trayectoria profética de Jesús:
su voluntad de vivir en la verdad de Dios. Jesús no solo dice la verdad, sino
que busca la verdad, y solo la verdad de un Dios que quiere un mundo más humano
para todos sus hijos.
Por eso
Jesús habla con autoridad, pero sin falsos autoritarismos. Habla con
sinceridad, pero sin dogmatismos. No habla como los fanáticos, que tratan de
imponer su verdad. Tampoco como los funcionarios, que la defienden por
obligación, aunque no crean en ella. No se siente nunca guardián de la verdad,
sino testigo.
Jesús
no convierte la verdad de Dios en propaganda. No la utiliza en provecho propio,
sino en defensa de los pobres. No tolera la mentira o el encubrimiento de las
injusticias. No soporta las manipulaciones. Jesús se convierte así en «voz de
los sin voz, y voz contra los que tienen demasiada voz» (Jon Sobrino).
Esta
voz es más necesaria que nunca en esta sociedad atrapada en una grave crisis
económica. La ocultación de la verdad es uno de los más firmes presupuestos de
la actuación de los poderes financieros y de la gestación política sometida a
sus exigencias. Se nos quiere hacer vivir la crisis en la mentira.
Se hace
todo lo posible para ocultar la responsabilidad de los principales causantes de
la crisis y se ignora de manera perversa el sufrimiento de las víctimas más
débiles e indefensas. Es urgente humanizar la crisis poniendo en el centro de
atención la verdad de los que sufren y la atención prioritaria a su situación
cada vez más grave.
Es la
primera verdad exigible a todos si no queremos ser inhumanos. El primer dato
previo a todo. No podemos acostumbrarnos a la exclusión social y la
desesperanza en que están cayendo los más débiles. Quienes seguimos a Jesús
hemos de escuchar su voz y salir instintivamente en defensa de los últimos.
Quien es de la verdad escucha su voz.
José
Antonio Pagola
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