Ésta es la información orientativa referente a este día de manera que nos podamos situar todos a la hora de acudir al acto.
Nuestra aportación.
Como entidad eclesial fundada por Pablo VI para la promoción de la Doctrina Social de la Iglesia, defensa de los Derechos Humanos y desarrollo de los valores de la justicia y la paz en todos los ámbitos de nuestra sociedad, declaramos:
La urgente necesidad de atender las tragedias que hoy aplastan a gran parte de nuestra sociedad canaria:
- Tasas de paro que alcanzan el 33% de las personas en edad y capacidad de trabajar.
- Precariedad laboral y fraude en el empleo en aumento e inseguridad absoluta en cualquier empleo.
- Insuficiencia de recursos económicos que van reduciéndose a medida que van subiendo precios e impuestos.
- Desahucios inhumanos que responden únicamente a intereses económicos de las entidades bancarias mostrando un total desprecio de la dignidad humana para muchas familias, enteras, que se ven abocados a la calle habiendo miles de viviendas vacías.
- Reducción drástica en las políticas sociales en favor de los más empobrecidos...
Pudiéndose citar muchos más elementos que a nuestro juicio ya han dejado de ser preocupantes porque ya pasan de ser alarmantes, vemos necesario e imprescindible, a la luz de la fe y de la Doctrina Social de la Iglesia, que recordemos la ya tantas veces repetida frase de que: "La paz arranca de la justicia, la paz va unida a la justicia; sin justicia no puede haber paz", así lo han afirmado los sucesivos papas que desde 1968 han venido comunicando a toda la humanidad el deseo de que toda entera caminemos por sendas de justicia, de paz, solidaridad, respeto mutuo y de unidad.
Esta invitación constante podrá traducirse en realidad si a ejemplo de Jesús y del mensaje de la parábola del "buen samaritano" nos acercamos al mundo herido, nos bajamos de nuestros "espacios de seguridad" y atendemos su proceso de recuperación de toda su dignidad.
No basta con sentir lástima, mucho menos pasar de largo, hay que actuar:
- Mostrando interés por conocer la realidad del mundo que sufre: tanto en sus causas como también en sus consecuencias.
- Analizando también nuestra propia realidad: ver hasta qué punto nuestras actitudes y hechos son a su vez causa de injusticia o falta de una mayor justicia si de otro modo actuáramos.
- Adoptando actitudes y hechos solidarios con los miembros de nuestra familia que pasen necesidad, también con nuestros vecinos de edificio, barrio o parroquia.
- Implicándonos como elementos activos, militantes, en asociaciones de vecinos, sindicatos, partidos políticos o cualquier otra plataforma cívica que plantee un serio compromiso con los sectores sociales más desfavorecidos.
- Promoviendo en estas estructuras una valiente revisión de sus prácticas y actitudes a la luz de los Derechos Humanos, señalando constantemente caminos de justicia y paz social.
- Siendo, siempre y en todo caso, voz con la voz de los pobres y empobrecidos, encarnados en su realidad como Jesús de Nazaret lo hizo, quien sin recorte alguno se dio por entero.
Oremos por la Paz, seamos misioneros en ella, siempre y al mismo tiempo dando muestras de aquello que a Padre Dios le pedimos y haciéndonos dignos de aquella bienaventuranza: "Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios".
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