martes, 15 de octubre de 2013

El papa Francisco, con los pobres en la ciudad del Povorello

Francisco: "Hoy es un día de llanto por los que encontraron la muerte en Lampedusa". "Muchos de vosotros habéis sido marginados por este mundo salvaje, que no da trabajo, que no ayuda".
(José M. Vidal).-

Para el Papa, en Asís, primero fueron los discapacitados, las "llagas de Cristo" y, después, los pobres, sus preferidos. Tras encontrarse con los niños discapacitados en el Seráfico, el Papa se trasladó a la sala de la Expoliación del obispado de Asis, en una sede de Cáritas. Allí les dijo a los más humildes de la ciudad del Poverell, en un discurso totalmente improvisado, que "hoy es un día de llanto" por la tragedia de Lampedusa. Una tragedia ocasionada por el "espíritu de la mundanidad”.
"Aquí, algunos no tienen donde dormir o comer... parados...Vienen y me dicen: - - 'Obispo, deme un trabajo'".
"Queremos ser una Iglesia que se ocupe de las llagas de los pobres".

El discurso de Francisco, .

"Estos días, en los medios, hacían fantasía... El Papa irá a despojar la Iglesia... Es una invitación a la Iglesia, a todos, a desvestirse".
"Todos somos Iglesia y todos tenemos que recorrer el camino de Jesús, por el camino de la expoliación, que se convirtió en siervo y en servidor".
"Si queremos ser cristianos, no tenemos otro camino".
"Queremos hacer un cristianismo sin cruz... y nos covertimos en cristianos de pastelería, pero no en verdaderos cristianos".
"¿De qué debe despojarse la Iglesia?: De un peligro gravísimo que amenaza a todos: el peligro de la mundanidad".
"Un cristiano no puede convivir con el espíritu del mundo; la mundanidad nos lleva a la vanidad, a la prepotencia, al orgullo...".
"En los medios se habla de la Iglesia, creyendo que son los curas, los frailes, las monjas, los cardenales y el Papa... La Iglesia somos todos y tenemos que despojarnos del espíritu de la mundanidad, que es lo contrario al espíritu de las Bienaventuranzas".
"¡Qué triste un cristiano seguro con la seguridad que da el mundo!".
"La Iglesia, todos nosotros, tenemos que despojarnos de la mundanidad, de la vanidad, del orgullo y de la idolatría".
"No se puede servir a dos señores: o a Dios o al dinero".
"Dinero, vanidad, orgullo... ese camino".
"No podemos borrar con una mano lo que escribimos con la otra".
"Muchos de vosotros habéis sido marginados por este mundo salvaje, que no da trabajo, que no ayuda, al que no le importa si hay niños que mueren de hambre en el mundo".
"No le importa si muchas familias no tienen de comer, no pueden llevar el pan a casa".
"No le importa que tanta gente tenga que escapar de la esclavitud, del hambre, escapar buscando la libertad... Y encuentran la muerte, como sucedió ayer, en Lampedusa".
"Hoy es un día de llanto".
"Estas cosas las hace el espíritu del mundo".
"Es ridídulo que un cristiano, un obispo, un cardenal o un Papa quieran andar por esta camino de la mundanidad, que es una actitud homicida".
"Cuando Francisco hizo el gesto de despojarse, fue la fuerza de Dios la que le impulsó".
"Hoy, aquí, pidamos la gracia para todos los cristianos: que el Señor nos dé a todos nosotros el coraje de despojarnos...del espíritu del mundo, que es la lepra y el cáncer de la sociedad, el enemigo de Jesús".

Texto completo del saludo de monseñor Sorrentino al Papa.

Buenos días, ¡Papa Francisco!. Bienvenido a esta "Sala de la Expoliación". ¡Eres el primer Papa en visitar este lugar!. Aquí sopló, hace ya ocho siglos, el viento del Pentecostés. Aquí el gesto tremendo de la expoliación del joven Francisco: renunció a todo para poseer todo, poniéndose, como Cristo, de parte de los humildes y de los pobres.
Por eso, nuestra Iglesia te acoge hoy junto a ellos: hay aquí hermanas y hermanos acompañados de la Caritas diocesana y regional.
Algunos no tienen dónde dormir ni dónde comer. Otros sufren de problemas de salud. Otros todavía expresan el drama de la desocupación, que también entre nosotros está poniendo a tantas familias de rodillas.
Este obispado - siguiendo la pista de una "vocación" suscitada por el Espíritu - no solo "acogió" a Francisco a través del obispo Guido. Otro obispo - Mons. Giuseppe Placido Nicolini - acogió y salvó a muchos hebreos perseguidos por la disparatada ideología racista. Estamos aquí a la escucha de tu palabra. Te pedimos que nos ayudes a comprender cómo tenemos que despojarnos de nosotros mismos, para quedar libres para servir. Para ser una Iglesia que se ocupa del dolor de Cristo en las llagas de los pobres.

Este día quedará en la historia, Papa Francisco.
¡Gracias!.

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