En toda la situación que se ha vivido y se sigue viviendo con la DANA se comprueba claramente lo que es y no es la SUBSIDIARIDAD, uno de los principios básicos de la Doctrina Social de la Iglesia.
¿Qué es o en qué consiste la subsidiariedad?.
Juan Souto Coelho, profesor de la D.S.I. cuando estaba en la Universidad Pontificia de Salamanca,
la define muy ampliamente y describe con rigor en su escrito “Hablamos de la Subsidiariedad”,
escrito que recomendamos a quien quiera conocer con detalle este principio de
la D.S.I.
También la Wikipedia nos habla de él y dice: “El principio de subsidiariedad es sobre todo un principio de competencia que señala qué nivel jerárquico está habilitado para actuar en determinados casos. Así, cuando los ciudadanos pueden alcanzar adecuadamente sus fines, las autoridades estatales son incompetentes para entrometerse en sus asuntos. En este sentido, un asunto debe ser resuelto por la autoridad (normativa, política o económica) más próxima al objeto del problema”.
La DANA y la subsidiariedad.
Había un
problema. El primer aviso de la AEMET
fue el miércoles
23 de octubre y el 29 de octubre a las 07:36 horas de la mañana la AEMET lanzó
el primer aviso rojo. Ésa es la verdad que deja fuera de lugar muchos bulos, entre otros como el de que “la AEMET no avisó de nada”.
¿Quién tenía que haber dado curso a ese aviso y hacerlo llegar a todas las autoridades competentes en Valencia y otros lugares para prevenir y evitar la magnitud del desastre?. Ésta es la cuestión que aún a estas alturas sigue sirviendo de “piedra arrojadiza” entre Gobierno Central y Gobierno Autonómico y gobiernos municipales. Hay unas causas muy claras, en unas hay responsabilidad política de unos y de otros y otras son puramente naturales.
Descoordinación.
Primer
error o dificultad que fue y es causa de ineficiencia en la prevención del
desastre humano y material en la zona.
El principio de Subsidiariedad, de haberse puesto en práctica, hubiera llevado a que nada más darse el “aviso rojo” inmediatamente el Gobierno Central se comunicara con los responsables de la Confederación Hidrográfica del Júcar y con el presidente de la Comunidad Valenciana para activar todos los protocolos al instante y por todos los medios (no al cabo de horas y a través de un simple correo electrónico únicamente). Esa función o tarea no era responsabilidad de la ciudadanía ni de los alcaldes de los diversos municipios; y si se hubieran hecho las cosas así quizás habría habido igualmente muchos daños materiales pero se habrían salvado cientos y cientos de vidas humanas.
Irresponsabilidad.
El principio de Subsidiariedad indica que “un asunto debe ser resuelto por la autoridad más próxima al problema cuando la ciudadanía no pueda hacer frente a esa situación problemática”. En el caso de Valencia ha sido al revés: llegaron mucho antes las miles de personas voluntarias de distintos puntos del país incluso a “limpiar, buscar desaparecidos, reparar, asistir con alimentos, productos de limpieza, ropa y apoyo moral” mucho antes que lo que tenía que haber llegado por simple iniciativa de las administraciones públicas (estatal y autonómica). El propio presidente del Gobierno Español, llegó a decir: “Están disponibles todos los recursos en cuanto se soliciten”, como si el Gobierno Central fuera un agente externo, no supiera nada de lo que había y estaba sucediendo, o bien… ¿Acaso es necesario solicitar algo que es obligación y responsabilidad de quien tiene los medios adecuados para intervenir en una situación así?. Era, tengámoslo en cuenta, una situación excepcional, no era algo ordinario.
Las cosas en su sitio.
Unos partidos políticos y otros, en el poder o en la oposición, han intentado sacar réditos del desastre para “desgastar o desacreditar al otro”. Los bulos y la falta de honestidad de unos y otros sólo han servido para crispar y hacer más daño aún. Y seguimos sin aprender.
Sólo unas
pocas formaciones políticas que, además, ni siquiera tienen representación
parlamentaria –como RECORTES 0, M+J,…- han sabido estar en su sitio y se han
volcado en apoyar y reforzar el enorme y maravilloso ejemplo de miles de jóvenes
y otros no tan jóvenes que sí supieron desde el primer momento qué y cómo hacer
y lo llevaron a la práctica “sin necesidad de que nadie les pidiera permiso para actuar”. Ellos han actuado conforme a lo que el principio de Subsidiariedad
significa (cuando en realidad esto era obligación de los gobiernos nacional y
autonómico), se han movilizado para minimizar o reducir todo lo que han podido
la brutalidad del problema.
El
principio de Subsidiariedad, en este caso concreto, debiera haber significado:
- Establecer protocolos de prevención del desastre ya desde el 23 de octubre donde se coordinaran el Gobierno Central, Confederación Hidrográfica del Júcar, Gobierno Autónomo Valenciano y Ayuntamientos.
- Merced a esta coordinación e inmediata comunicación tras recibir el “aviso rojo” activar todas las medidas ya desde las 7’37 h de la mañana del 29 de octubre para evitar todas las muertes que se han producido y se podrían haber evitado.
- También, gracias a esta coordinación y asunción de las responsabilidades de cada parte emprender las tareas de desescombro, limpieza, búsqueda de personas que hubieran desaparecido, etc… y coordinar al voluntariado que acudió a ayudar en todas esas tareas.
Eso hubiera sido vivir el principio de Subsidiariedad.
Santi Catalán
santi257@gmail.com