No tengo televisión en mi casa, ni la quiero ni necesito tampoco, pero escucho las emisoras de radio, leo las noticias en internet desde distintos medios: noticieros, redes sociales,…
Nací en tierra adentro de la provincia de Castellón, el Alto Mijares, y mi familia se halla disperdigada entre esta provincia, Valencia, Barcelona,…
Obviamente me afecta lo que están pasando por allá: todos están bien en mi familia… pero ello no significa que no me duela el mal que sufren tantos valencianos, también lo que han pasado y siguen pasando en Albacete, Cádiz, etc… ya que somos todos y todas FAMILIA HUMANA.¿Qué pasó?, ¿quiénes son los responsables?.
Son preguntas que aunque tendrán sus respuestas y en las que hay que entrar y con toda la amplitud y profundidad necesarias… sin embargo ahora mismo no forman parte de mi interés.
Me uno al sentir de la mayoría de este país que ve lo que ha pasado y está pasando y dice: “Hay que echar una mano”, pero ninguno podemos ignorar lo que dicen los políticos, los de los gobiernos y los que no gobiernan: nada nuevo bajo el sol, siguen con sus basuras, escurriendo el bulto, acusándose unos a otros como si lo sucedido tuviera una sola fuente o causa.
Unos
obsesionados con acabar con el legado de Franco y más si
fue aquel señor que murió hace ya más de 40 años culpándole de todos los males habidos y por haber; otros demonizando al gobierno
central tratando a su presidente de payaso, inepto, mentiroso,… (e incluso acusándolo del desastre en Valencia por el derrumbe de embalses en la cuenca del Júcar cuando en realidad no se ha demolido ninguno, sólo se han eliminado pequeños obstáculos que no hubieran afectado a los resultados que todos lamentamos) causante también
de todos nuestros males y de la terrible deriva en la que estamos.
Unos y otros alimentando el odio, la polarización, la exclusión del otro, desautorizándose, ridiculizándose,… mutuamente… mientras unos por otros sigue la casa sin barrer.
Tengamos dignidad.
Nuestro
país, España entera, no necesita discursos políticos de nadie acusatorios
contra los otros, necesita más bien lo que miles de voluntarios (ahí incluyo a
hombres y mujeres) están dejando a las claras: esto no se arregla con palabras,
se arregla arremangándose, coger lo que se tenga a mano, limpiar, reparar,
reconstruir,… buscar a las personas desaparecidas, donando alimentos, ropa,
dinero (CÁRITAS lleva tiempo ya recogiendo donativos para ayudar a las familias
que han quedado sin nada), poniendo en común lo que tenemos y desde ahí
construir. Eso es tener dignidad.
Tenemos una AEMET que, aunque cometa sus errores de previsión a veces, hizo su papel avisando de lo que podía suceder y por lo tanto eso debiera haber sido suficiente para que las administraciones públicas (nacional, autonómicas, municipales) hubieran actuado de otras maneras a como lo hicieron; es preferible pecar de exceso de previsión que de omisión. Hacer como hace AEMET es tener dignidad.
Hubo
respuestas solidarias ante este drama de otras comunidades autonómicas
españolas, incluso de países extranjeros, dispuestos a volcarse y echarnos una
mano… pero rechazaron su ayuda, “no hacía falta”, se ve. Quienes viendo la
realidad se apuntaron enseguida a lo que había que hacer… eso es tener dignidad.
No
alimentemos discursos “de unos contra otros”, no es momento para eso, no sirve
para nada; tengamos dignidad.
Sumemos
apoyos a las personas voluntarias que entregan horas y horas, que aportan sus
energías (incluso ponen en riesgo su salud) para ayudar a tantas familias que
han quedado sin nada e incluso han perdido a seres queridos.
Solidaricémonos con bienes en especie pero sobre todo con dinero para poder adquirir en el mismo lugar lo que se necesite para socorrer a los que en el lugar están sufriendo; CÁRITAS movió enseguida una excelente iniciativa que nos invita a esto mismo: tengamos dignidad.
Gobiernos
nacional, autonómicos y municipales, oposición política… siéntense POR FAVOR a
hablar de:
- Cómo coordinar todo lo que el pueblo de manera natural y espontánea ha puesto en marcha.
- Ver qué se puede hacer, qué medios pueden poner al servicio de reconstruir todo y devolver la esperanza especialmente a quienes lo perdieron todo.
- Hecho lo anterior, sigan debatiendo pero no para echarse basura unos a otros sino para ver “qué y cómo hacer para evitar en el futuro que esto vuelva a suceder”.
Si
tenemos dignidad y estamos por respetar la dignidad humana de toda persona… son
éstos los primeros pasos y no otros.
Tengamos
dignidad.
Santi Catalán
santi257@gmail.com
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