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lunes, 9 de septiembre de 2024

Fraternidad para sanar el mundo

Con los ojos fijos en Él, en la realidad y la fe. 

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz. Carta Nº 253 – 8 septiembre 2024 

“Hoy no hay tiempo para la indiferencia”, “no nos podemos lavar las manos con la distancia, con la prescindencia, con el menosprecio”. “O somos hermanos, o se viene todo abajo. Y es que la fraternidad es “la frontera” sobre la cual “tenemos que construir”:  se trata del desafío de “nuestro siglo, de nuestros tiempos” (Papa Francisco).

En Ecuador se está celebrando el 53 Congreso Eucarístico Internacional, su lema: “Fraternidad para sanar el mundo”, coincide con el 150 aniversario de la Consagración de nuestro país al Sagrado Corazón de Jesús.

El mundo sufre, agotado por un pasado oscuro y guerras interminables. Muchas acciones destruyen nuestra humanidad. El amor parece olvidado mientras la muerte, el miedo, la violencia, el hambre, el desempleo y la miseria dominan. La indiferencia prevalece, y la fraternidad se desvanece. “Muchas heridas están abiertas y hay nuevas que se abren cada día. Son heridas que están gangrenando y desangrando al mundo, heridas mortales que acrecientan la cultura del descarte y de la muerte”.

Frente a esta realidad fracturada, hay signos de fraternidad que inspiran esperanza hacia una sociedad más solidaria, inclusiva, justa y segura. La fraternidad florece en pequeñas comunidades y vecindarios. Debemos convertirnos en artesanos de fraternidad, construyendo una nueva sociedad. Como cristianos, partimos del encuentro con Jesucristo y con los más pobres y vulnerables, redescubriendo en ello la fraternidad como fuente y camino para sanar el mundo.

En fraternidad “Todo ser humano tiene derecho a vivir con dignidad y a desarrollarse integralmente, y ese derecho básico no puede ser negado por nadie. Lo tiene aunque sea poco eficiente, aunque haya nacido o crecido con limitaciones. Porque eso no menoscaba su inmensa dignidad como persona humana, que no se fundamenta en las circunstancias sino en el valor de su ser. Cuando este principio elemental no queda a salvo, no hay futuro ni para la fraternidad ni para la sobrevivencia de la humanidad” (FT 107). En este sentido, para que la humanidad tenga presente y futuro es pertinente abrir caminos de fraternidad locales, nacionales, regionales y mundiales, privilegiando la educación, salud, empleo… para los más frágiles (FT 108), sin discriminar a nadie, actuando con solidaridad, con sentido de comunidad (FT 116), proponiendo de nuevo la función social de la propiedad (FT 120).

En los sectores populares, en las barriadas marginales, en la ruralidad está vigente la fraternidad en forma de solidaridad. Allí se dan la mano, se ayudan, se prestan, se conduelen, se comparte lo que se tiene. “Los últimos en general «practican esa solidaridad tan especial que existe entre los que sufren, entre los pobres, y que nuestra civilización parece haber olvidado, o al menos se tiene muchas ganas de olvidar. Solidaridad es una palabra que no cae bien siempre, pero es una palabra que expresa mucho más que algunos actos de generosidad esporádicos. Es pensar y actuar en términos de comunidad, de prioridad de la vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos. También es luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, de tierra y de vivienda, la negación de los derechos sociales y laborales. Es enfrentar los destructores efectos del Imperio del dinero. […] La solidaridad, entendida en su sentido más hondo, es un modo de hacer historia y eso es lo que hacen los movimientos populares(FT 116).

Los lazos sociales y culturales se tejen alrededor de la fraternidad, y desde esa convivencia comunitaria, cercana, incluyente, solidaria se construirá un tejido social que sane las heridas dejadas por la arremetida constante de la ausencia de fraternidad.

La eucaristía es el memorial de la muerte y resurrección del Señor, sacramento de nuestra fe, que, celebrado en comunidad, nos lleva a compartir el cuerpo y la sangre de Cristo vivo y a construir la fraternidad como un proyecto conjunto, duradero de transformación y crecimiento, camino efectivo, eficaz y pertinente para sanar las heridas del mundo actual#ComuniquemosEsperanza

("Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas).

Articulo original: http://www.justiciaypaz.org.ec/2024/09/carta-no-253-fraternidad-para-sanar-el.html

Para contactar: cjusticiaypaz@gmail.com y justicia_ypaz@yahoo.com

PARA LA REFLEXIÓN Y LA PRAXIS:

  • ¿De qué nos habla esta Carta 253?. ¿Qué signos de esperanza señala?. ¿Cuál es la principal insignia de esa sociedad nueva?.
  • ¿Qué sacramento nos puede impulsar y por lo tanto ayudar a los cristianos a vivir la fraternidad y por qué?.
  • ¿Cómo podríamos en nuestros barrios y ciudades españolas vivir una mayor y mejor fraternidad?.
  • ¿A qué podemos comprometernos los cristianos para vivir este valor de acuerdo al significado de la Eucaristía, una Eucaristía bien vivida?.

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