Evangelio del 26 / Jul / 2020
No era fácil creer a Jesús. Algunos se
sentían atraídos por sus palabras. En otros, por el contrario, surgían no pocas
dudas. ¿Era razonable seguir a Jesús o una locura?.
Hoy sucede lo mismo: ¿merece la pena comprometerse en su proyecto de humanizar la vida o es más práctico ocuparnos cada uno de nuestro propio bienestar?. Mientras tanto se nos puede pasar la vida sin tomar decisión alguna.
Hoy sucede lo mismo: ¿merece la pena comprometerse en su proyecto de humanizar la vida o es más práctico ocuparnos cada uno de nuestro propio bienestar?. Mientras tanto se nos puede pasar la vida sin tomar decisión alguna.
Jesús cuenta dos breves parábolas. En
ambos relatos, el respectivo protagonista se encuentra con un tesoro
enormemente valioso o con una perla de valor incalculable. Los dos reaccionan
del mismo modo: venden todo lo que tienen y se hacen con el tesoro o con la
perla. Es, sin duda, lo más sensato y razonable.
El reino de Dios está «oculto». Muchos
no han descubierto todavía el gran proyecto que tiene Dios de un mundo nuevo.
Sin embargo, no es un misterio inaccesible. Está «oculto» en Jesús, en su vida
y en su mensaje. Una comunidad cristiana que no ha descubierto el reino de Dios
no conoce bien a Jesús, no puede seguir sus pasos.
El descubrimiento del reino de Dios
cambia la vida de quien lo descubre. Su «alegría» es inconfundible. Ha
encontrado lo esencial, lo mejor de Jesús, lo que puede trasformar su vida. Si
los cristianos no descubrimos el proyecto de Jesús, en la Iglesia no habrá
alegría.
Los dos protagonistas de las parábolas
toman la misma decisión: «venden todo lo que tienen». Nada es más importante
que «buscar el reino de Dios y su justicia». Todo lo demás viene después, es
relativo y ha de quedar subordinado al proyecto de Dios.
Esta es la decisión más importante que
hemos de tomar en la Iglesia y en las comunidades cristianas: liberarnos de
tantas cosas accidentales para comprometernos en el reino de Dios. Despojarnos
de lo superfluo. Olvidarnos de otros intereses. Saber «perder» para «ganar» en
autenticidad. Si lo hacemos, estamos colaborando en la conversión de la
Iglesia.
José Antonio Pagola
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