Los resultados de la
cubre europea, que ha aprobado el fondo de Recuperación Europeo, han sido
valorados por Pedro Sánchez como "un auténtico Plan Marshall".
Sánchez pondera que la Unión Europea se endeudará por primera vez en su
historia para financiar programas y la importancia de haber alcanzado un
acuerdo. Veamos cuáles son los términos del acuerdo.
¿Qué se ha resuelto?.
Lo primero que se ha resuelto es que el fondo de Reconstrucción va a conceder 750.000 millones de euros, tal y como proponía
el presidente del Consejo Europeo avalado por Alemania y Francia.
De esos:
- 390.000 millones de euros serán concedidos como subvenciones, transferencias directas a los países necesitados,
- y otros 360.000 millones destinados a préstamos.
Lo segundo es que, las subvenciones deberán
ser pagadas de forma conjunta por todos los Estados de la Unión Europea a
través de los Presupuestos durante los próximos 30 años.
Para ello, cada país deberá incluir en sus
propios Presupuestos nacionales un aumento de su contribución al Presupuesto de
la Unión a través de medidas como implementar nuevos impuestos verdes o subidas
del IVA reducido, o recortar otras partidas sociales.
En tercer lugar se imponen duras condiciones para el acceso a las ayudas. El derecho de
veto que reclamaban "los frugales" se ha convertido en lo que
ahora se llama "el freno de mano" o el "botón nuclear", un mecanismo de intervención que
permite que un Estado pueda bloquear los fondos que ha de recibir otro país si
no se ajusta a las reformas exigidas por la UE. Es decir, un veto de hecho.
Un solo país podrá detener o retrasar las
ayudas si plantea objeciones a los planes de Reconstrucción de otro país,
elevando la decisión al Consejo Europeo que tendrá tres meses para decidir. Es
decir, los desembolsos de las ayudas se dejan a merced de decisiones políticas
cuyo objetivo no es otro que poder imponer "recomendaciones" como
impedir la reforma laboral, revisar el pacto por las pensiones, imponer la
"mochila austríaca" o exigir nuevos recortes.
Significa que desde los mecanismos de control
del fondo de Reconstrucción se va a poder impedir cualquier intento por derogar
la reforma laboral, como estaba en el acuerdo del gobierno de coalición firmado
por PSOE y Unidas Podemos. Y cualquier "halcón del norte" podrá
utilizar ese mecanismo para bloquear o impedir en los hechos la aprobación unos
presupuestos que considere "demasiado sociales".
¿Quiénes se han enfrentado?. Y cuál ha
sido la contradicción que ha necesitado cuatro días y cuatro noches de
negociaciones.
Se han enfrentado dos bloques. Por un lado,
los llamados países "frugales": Holanda, Austria, Suecia y Dinamarca,
encabezados por el primer ministro de holandés Mark Rutte, y con la inclusión a
última hora de Finlandia. Por otro, los dos grandes países del Sur y más
afectados por la pandemia y la crisis, Italia y España, con el apoyo de
Francia, bajo la presidencia de la canciller alemana Ángela Merkel.
Pero la contradicción que ha movido todo el
proceso no es la Norte-Sur, sino los representantes de los intereses en Europa
del proyecto global norteamericano, con el primer ministro holandés Mark Rutte
como ariete, en contradicción con los intereses imperialistas de Alemania y
Francia, frente a los intereses y las necesidades de las burguesías, los
pueblos y países del Sur.
¿Quién ha ganado?.
Obviamente los países del Sur necesitaban un
fondo de Recuperación y, aunque recortado frente a las propuestas iniciales
sobre todo en las subvenciones y con severas condiciones, va a paliar las
consecuencias de la pandemia y la crisis entre las poblaciones y países como
Italia, España o Portugal. Alemania (y Francia) ha logrado su objetivo de
aprobar un fondo de Reconstrucción Europeo como la principal potencia europea,
interesada en reactivar el mercado interno europeo, donde se juega gran parte
de su propia recuperación y de las multinacionales alemanas. Y con los
instrumentos necesarios para financiar reformas e inversiones que sirvan a sus
propias necesidades.
Los "halcones" han logrado, no solo
reducir las subvenciones sino endurecer las condiciones, y sustanciosos cheques
que rebajan su aportación al Presupuesto comunitario.
El acuerdo incluye la concesión de generosos
cheques millonarios a los ricos halcones del norte, contribuyentes netos al
Presupuesto de la UE. Con estos cheques se les devuelven 52.000 millones de su
aportación a la UE en los próximos siete años. Alemania se lleva el mayor
bocado, 25.000 millones; pero es
Holanda la que recibe el mayor premio "por sus servicios prestados",
13.000 millones de euros, en relación a su tamaño. Austria, Suecia y Dinamarca
se reparten otros 14.000 millones.
El hegemonismo norteamericano, sus
multinacionales, sus grandes entidades financieras y sus "fondos buitre" son en última instancia los más beneficiados de los resultados de
esta cumbre.
La reducción de las subvenciones favorece los
intereses de los fondos norteamericanos en países como Italia y España ya que
tendrán mejores condiciones para seguir aumentando sus opciones de compra de
empresas, o ampliar las perspectivas de los "fondos buitre" en el
mercado de la vivienda o en la privatización de la Sanidad.
El control sobre la reforma laboral para
rebajar salarios y derechos garantiza los beneficios de sus multinacionales.
El "freno de mano" sobre los planes
de Reconstrucción que han de presentar los países es un instrumento para
impedir reformas fiscales que impongan tasas a sus multinacionales tecnológicas
(tasa Google) o la Tasa Tobin a las transmisiones financieras.
Y sobre todo, ese veto de hecho sobre los
planes de Reconstrucción es un arma para abrir camino a los intereses de los
fondos extranjeros y una gran brecha en las pensiones públicas a las pensiones
privadas. Al servicio de todos esos intereses ha trabajado Holanda como ariete,
encabezando a los "halcones del norte" y asumiendo un nuevo
protagonismo tras el Brexit y la salida del Reino Unido de la Unión Europea,
como auténtico Caballo de Troya de EEUU en el seno de la Unión.
¿Qué recibe España y cómo nos afecta?.
Según Pedro Sánchez los cambios serán mínimos
y España podrá acceder a 140.000 millones de euros, 72.700 en subvenciones
(inicialmente eran 77.300) y 68.000 en préstamos frente a los 63.000 iniciales.
Indudablemente la disposición de los recursos del fondo europeo va a suponer un
importante aumento de la deuda pública española que puede superar el 115% del
PIB nacional. Un aumento en lo inmediato
que no se puede rechazar porque lo contrario agravaría las consecuencias
para la población y el país. No es erróneo en sí mismo que un país recurra a
endeudarse en determinadas condiciones como las de la pandemia. El problema
está en que este enorme endeudamiento no se convierta en una hipoteca para
varias generaciones y que se utilice en lo que interesa a la inmensa
mayoría..., y no en garantizar o ampliar los negocios de la oligarquía y el
capital extranjero.
Para España, el sistema de
"recomendaciones" de obligado cumplimiento son viejas conocidas de la
crisis anterior. Y ahora no son exigencias de Holanda, tanto la UE como el FMI
o la OCDE, además del Banco de España, la asamblea de la oligarquía y el
capital extranjero convocada por la CEOE o la AIREF las han colocado sobre la mesa:
- mantener y profundizar la reforma laboral,
- nuevas reformas de las pensiones (con inclusión de la mochila austríaca), que abran camino a la privatización,
- y nada de revalorizarlas con el IPC, subidas del IVA reducido o nuevos impuestos verdes...
Corolario.
El resultado alcanzado en la Unión Europea es
un acuerdo en el que no solo se han reducido las subvenciones directas, sino
que se imponen duras condiciones para el acceso a las ayudas, lo que exigirá
someterse a la supervisión de Bruselas, y la imposición de nuevas
"reformas estructurales" -y/o mantener las actuales en el mercado
laboral y las pensiones- que abran camino a los intereses del gran capital
extranjero, especialmente norteamericano, y la oligarquía, y a nuevos recortes
sobre todo en salarios y pensiones.
En las formas no estamos ante la amenaza de
un "rescate del país" impuesto desde fuera como en la crisis de 2008.
La primera alternativa del hegemonismo norteamericano y de Alemania no es
imponer un rescate como el de 2012. Pero el fondo es el mismo: utilizar los
fondos europeos para imponer nuevos ajustes e intensificar el saqueo de los
países más dependientes bajo otras formas.
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