Hay tantas áreas de selva consumidas por el extractivismo que los científicos advierten de que nos precipitamos hacia el abismo. Y aun así, las industrias minera, maderera y petrolera continúan aumentando su actividad con destructiva voracidad.
En este momento crítico, lo mejor que podemos hacer es apoyar a quienes han protegido la selva durante siglos.
A lo largo y ancho de la Amazonía, líderes indígenas patrullan día y noche para ahuyentar a los invasores. Además de ser un trabajo de dedicación completa, les puede costar la vida. Pero su esfuerzo no es vano: está demostrado que las partes mejor conservadas de la selva están bajo su cuidado.
Sin embargo, con demasiada frecuencia la ley no reconoce sus derechos territoriales.
Hablar de títulos de propiedad, delimitación territorial y reconocimiento jurídico puede parecer demasiado técnico, pero es absolutamente esencial. Ese respaldo legal es lo que necesitan para mantener la Amazonía en sus manos, a salvo de empresas capaces de dejar la selva en los huesos.
El presidente de Brasil está considerando un paquete de decretos que otorgaría a las comunidades locales derechos sobre miles de hectáreas de bosque.
Con el apoyo de toda la ciudadanía, podemos impulsar inmediatamente una campaña imparable para financiar estrategias legales y de comunicación y generar una fuerte presión ciudadana con la que mantener el pulso hasta que Lula estampe su firma y esos decretos se conviertan en ley.
Lo que pasa en la Amazonía no se queda en la Amazonía, nos afecta a todos. Protegerla es una cuestión de máxima urgencia. Y nadie luchará con más determinación que los Pueblos Indígenas que la consideran su hogar.
La
selva amazónica es una fuente de vida. Almacena miles de millones de toneladas de
carbono, regula las lluvias que riegan continentes enteros y da cobijo a una de
cada 10 especies que existen en la Tierra. Por fin, la ciencia confirma lo que
la historia ha demostrado: los Pueblos Indígenas son sus mejores guardianes.
Donde ostentan derechos territoriales, la deforestación disminuye drásticamente
y la naturaleza prospera.
La presión sobre Lula para que despliegue su liderazgo en la Amazonía es cada
vez mayor: Brasil está a punto de acoger una importante cumbre climática
internacional y tendrá elecciones el próximo año. Aprovechemos el momento para
ayudar a afianzar los derechos territoriales que pueden proteger la selva y a
sus pueblos de cara al futuro. Con tu apoyo, podremos:
- Impulsar victorias históricas para los derechos territoriales indígenas, con giras de incidencia política de representantes indígenas, estrategias legales creativas, movilizaciones ciudadanas y campañas de comunicación atrevidas.
- Apoyar a los guardianes de la selva. Los líderes indígenas se enfrentan a algunas de las industrias más ricas del planeta con medios escasos y recursos insuficientes. Nuestro apoyo puede ayudarlos a viajar, organizarse y llevar su mensaje donde más tiene que oírse.
- Fortalecer la red de aliados indígenas en el Congreso brasileño, para poder defender desde dentro sus derechos territoriales, el medio ambiente y la biodiversidad frente a los intereses de los sectores minero, maderero y agropecuario.
- Restaurar partes críticas de la selva. Financiar proyectos de regeneración que devuelvan la vitalidad a la flora y la fauna salvajes y enseñar al mundo que la restauración liderada por las comunidades indígenas funciona.
Por qué reconocer los derechos territoriales de los Pueblos Indígenas es la mejor manera de proteger la Amazonía
- Bosques vivos: Los Pueblos Indígenas custodian varios de los bosques más sanos del planeta. Reconocer sus derechos fundamentales y territoriales es una manera de permitirles usar su conocimiento ancestral para cuidar mejor los ecosistemas allí donde otros han fracasado.
- Menores tasas de deforestación: Los territorios gestionados por los Pueblos Indígenas sufren hasta un 83% menos de deforestación. Y sus bosques se recuperan hasta un 20% más rápido que en otras zonas.
- Freno a la minería y el extractivismo: Allí donde los Pueblos Indígenas tienen derechos territoriales, se consiguen frenar los proyectos de minería y otras actividades extractivas nocivas para el planeta. Como resultado, se evita la contaminación de los ríos, los bosques se mantienen en buen estado y las personas, la fauna y la naturaleza permanecen a salvo.
- Justicia que funciona: Reconocer los derechos territoriales indígenas suele ser una forma más rápida, más justa y mucho más eficaz de conservar los bosques que imponer decisiones desde arriba. Unámonos para ayudar a preservar las culturas indígenas y la Amazonía para las generaciones venideras.



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