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martes, 1 de octubre de 2024

Sin luz, sin agua y sin fuego

Con los ojos fijos en Él, en la realidad y la fe. 

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz. Carta Nº 256 – 29 septiembre 2024

"Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?" (Mt 7,16). “Cuando encendemos la luz en casa, no pensamos que ese gesto funciona gracias al trabajo de muchas personas, a su inteligencia y competencia, y también a sus sacrificios.

La buena energía no es sólo una cuestión tecnológica, la energía debe ser cada vez más justa e inclusiva ". Papa Francisco 31 de agosto de 2024.

Hay un elemento común entre los apagones y los incendios: el estiaje, la sequía. Según el gobierno ecuatoriano el problema es la falta de agua y “hay que esperar que llueva”. Los estiajes son a la vez un ciclo de la naturaleza y un resultado de la destrucción de la “Casa común”. Son ciclos conocidos, agravados por el calentamiento planetario y por el modo de vida depredador de la Pachamama, contaminación, deforestación, invasión del cemento, destrucción de los páramos por la minería y el extractivismo, quemas de las selvas y expansión del monocultivo. Los incendios asolan los campos, los bosques y hasta las ciudades, como Quito, la producción agropecuaria se encuentra en una profunda crisis. En las ciudades hay racionamientos de agua.

Los estiajes requieren una política energética planificada y sostenible para asegurar energía y agua en tiempos de escasez. Ecuador, como país multidiverso, ofrece diversas posibilidades energéticas.

Apenas utilizamos el 11% del potencial hidroeléctrico. Tras las grandes centrales de INECEL durante la dictadura de Rodríguez Lara, se abandonó la política energética responsable. Durante el Gobierno de Correa se retomaron proyectos como Coca Codo Sinclair y Sopladora, pero seis presentan problemas técnicos, ambientales y de corrupción. La mayoría fueron construidos en la vertiente Oriental, mientras que la cuenca Occidental fue poco atendida. El modelo energético actual se enfoca en mega centrales, dejando de lado los microproyectos y descuidando el parque termoeléctrico.

En los gobiernos posteriores no se invirtió en nuevos proyectos hidroeléctricos (existirían 40 proyectos, algunos con estudios completos), tampoco se han resuelto los problemas heredados, más bien se han deteriorado esas instalaciones. Se ha impuesto una política de improvisación.

La fuente hidroeléctrica provee el 70% del consumo requerido, por ello era y es necesario complementar con energía termoeléctrica y de fuentes alternativas: solar, eólica, volcánica. Ante la crisis energética, una salida era la importación de electricidad de Colombia, a 27 centavos Kwh, con picos de 60 centavos a fines de 2023. Ahora no hay esta posibilidad, Colombia también tiene estiaje. Poco se ha hecho para generar energía de fuentes alternativas. Por el abandono del parque termoeléctrico, del potencial de 2.858 megavatios, a finales del 2023 apenas se producían 717.

Los gobiernos de Moreno, Lasso y Noboa no escucharon las alertas, desde el credo neoliberal, promovieron como única salida la privatización y la inversión privada, ante la ineficiencia de lo público. Hay proyectos de energías alternativas en manos privadas que no se ejecutan: la central eólica Villonaco III, el proyecto fotovoltaico El Aromo.

La crisis energética anunciada llegó, la única solución fue la improvisación desesperada, la contratación de barcazas al apuro, cuatro veces más costosa que la hidroeléctrica y con deficiencias técnicas. Llegaron los apagones nacionales, que están provocando grandes pérdidas económicas. En lugar de invertir en el parque hidroeléctrico y mantener el termoeléctrico, Noboa tomó 400 millones de CELEC y CENACE, descapitalizándolas. Un problema adicional, vigentes subsidios a grandes consumidores, especialmente a las mineras con tarifas de 5 centavos Kw/h.

Otra vez “la súplica es a San Pedro”.  La improvisación gubernamental le costaría al país mil millones de dólares. A esto hay que sumar las perdidas por los apagones.

Es tiempo de que la luz nos venga desde la reflexión y el compromiso con la sociedad, para que prime el criterio técnico sobre la politiquería de turno para evitar quedarnos sin luz, sin agua y con fuego. Debemos exigir a los gobernantes respuestas de fondo a problemas fundamentales. #ComuniquemosEsperanza.

("Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas).


Para contactar: cjusticiaypaz@gmail.com y justicia_ypaz@yahoo.com

PARA LA REFLEXIÓN Y LA PRAXIS:

  • ¿De qué nos habla esta Carta 256?, ¿qué energías están infrautilizadas en España y se pudieran desarrollar mucho más?. ¿Cómo nos afecta esa infrautilización?.
  • ¿Cuáles son las causas por las cuales la producción de energía en Ecuador es tan cara y además no acaba de resolver el problema de suministro de la misma?. ¿Qué otro tanto sucede en España y por qué?.
  • ¿Cómo podrían resolverse esos problemas en Ecuador, según indica la Carta 256?. ¿Y en nuestro país?, ¿cómo lograr que la producción de energía sea no sólo sostenible sino también respetuosa con el Medio Ambiente, y accesible a todos los bolsillos?.
  • ¿A qué podríamos comprometernos cada uno en su hogar, en las comunidades de propietarios, en las empresas, etc... para que los modelos energéticos sean sostenibles, rentables, respetuosos con la Casa Común?.

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