Otro de nuestros colegas en Gaza describió esta situación así: "Algunas personas regresaron con una bolsa de harina, otras con un sudario". De hecho, Abdullah, nuestro higienista en la clínica de Al Mawasi desde hace un año y medio, hasta el 30 de junio, murió por disparos, sin advertencias previas, el 3 de julio mientras esperaba un camión de ayuda. Y así es como llegamos a la insoportable cifra de 12 colegas que han sido asesinados en Gaza por las fuerzas israelíes. El dolor es inmenso e indescriptible.
Nuestros equipos, que describen la situación en Gaza como "peor que el infierno en la tierra", están haciendo todo lo posible para responder a las repetidas afluencias de víctimas masivas. El número de pacientes con heridas de bala aumentó en un 190% en la tercera semana de junio en comparación con la semana anterior. Todos los días, se ven obligados a tomar decisiones imposibles sobre quién recibe atención y quién no.
Esto no debería convertirse en la nueva normalidad. Este es uno de esos momentos que piden valentía y compromiso para defender la humanidad.
Santiago, cuando la situación es tan grave, puede ser difícil saber cómo ayudar. Pero es el apoyo de nuestros socios y socias lo que hace posible que nuestros equipos continúen brindando atención médica vital a la gente de Gaza, cuando y de la mejor manera que podamos.
Cada colaboración, sin importar la cantidad, importa. El plan de distribución de alimentos en Gaza es una masacre disfrazada de ayuda humanitaria. |
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